domingo, 26 de abril de 2009

Meditación Zen 09

La reverencia.  La inclinación reverente es práctica muy importante.  Hay que estar preparado para esta reverencia hasta el último momento. Por imposible que nos parezca descartar ciertos deseos egocéntricos, hemos de hacerlo.  Nuestra verdadera naturaleza exige que lo hagamos.
 
Con la reverencia uno se entrega.  Entregarse significa renunciar a las ideas dualistas… Cuando uno se inclina ante Buda, no ha de tener ninguna idea de Buda, sino que simplemente ha de aunarse con Buda, y es ya el Buda mismo.  El que se aúna con Buda se aúna con todo lo que existe y halla el verdadero sentido del ser.
 
Cuando todo existe dentro de nuestra gran mente, se desvanecen todas las relaciones dualistas.
 
Quien es simplemente uno mismo, se inclina ante si mismo en el verdadero sentido, y es uno con todo.
 
La inclinación en reverencia contribuye a eliminar las ideas centradas en el propio ser, lo cual no es muy fácil.
 
Cada inclinación simboliza uno de los cuatro votos budistas.  Estos votos son: “Aunque los seres vivos son innumerables, hacemos votos de salvarlos.  Aunque nuestros malos deseos son incontables, hacemos voto de suprimirlos.  Aunque la enseñanza no tiene límites, hacemos voto de abarcarla toda.  Aunque el budismo es inalcanzable, hacemos voto de lograrlo.”
 
Si la supresión de las ideas centradas en el propio ser es nuestro deseo más íntimo, debemos conseguirla.  Al hacer este esfuerzo se aplaca ese deseo más íntimo y en eso consiste el nirvana.
 
“Es fácil sentir calma en la inactividad, es difícil sentirla en la actividad, pero la calma en la actividad es la verdadera calma”…
Shunryu Suzuki, Mente Zen, mente de principiante.

La reverencia, tradicionalmente en occidente, una reverencia se toma como una expresión de sumisión ante otro, de calidad superior. Se hacen reverencias ante las autoridades reales o eclesiásticas, se hacen reverencias ante los dioses. A un rebelde se le obliga a hacer una reverencia frente a su conquistador. Entonces la reverencia es también una expresión de humildad.

Susuki nos dice que en el Zen, en la reverencia nos aunamos con Buda, ya que el que se aúna con Buda se aúna con todo lo que existe y encuentra el verdadero sentido de la vida. Nos dice también que uno se inclina ante uno mismo.

Al intentar aunarnos con Buda, no estamos buscando la figura histórica o mítica del Buda, estamos buscando esa naturaleza del Buda que todos llevamos dentro, esa capacidad de autorrealización como la llamara Abraham Maslow. Al hacer la reverencia no la estamos haciendo ante la imagen de Buda, ya sea que esta esté físicamente delante de nosotros o que se encuentre en nuestra mente, al hacer la reverencia no estamos teniendo una expresión de sumisión ante Buda, no.

Porque conforme avanzamos en la meditación nos vamos dando cuenta que encontrar la budeidad, es aunarnos con todo lo que existe, que el verdadero y único sentido de la vida es que no somos nada especial, pero que al mismo tiempo sí los somos, tenemos algo de especial y algo de no-expecial, no hay dualismo, somos parte del todo, por eso como individuo no soy nada especial, pero como parte del todo, parte del universo, soy todo, soy algo especial.

Entonces al hacer la reverencia no me inclino ante nadie, me inclino ante mí mismo. Pero al darme cuenta de que soy parte de todo, me estoy también inclinando ante Buda, ante el universo, y al darme cuenta de esto me doy cuenta también de que mi reverencia entonces es una expresión de humildad, al reconocer que no soy nada especial, que no soy diferente a los demás, que soy parte del universo, y la reverencia entonces cobra su verdadero sentido.

No hay comentarios: