jueves, 9 de abril de 2009

Meditación Zen 06

Maleza de la mente.  Uno debe sentirse más bien agradecido por esa maleza de la mente, porque finalmente contribuye a fortalecer la práctica.
 
Suele decirse: “Al arrancar la mala hierba le damos alimento a la planta”.
 
Desde ya, no es muy difícil dar algún significad filosófico o psicológico a nuestra práctica, pero eso no basta.  Verdaderamente hay que experimentar la manera en que la maleza se convierte en alimento.
 
Todo esfuerzo que se haga resulta contraproducente en la práctica, porque crea olas en la mente.  Sin embargo, es imposible alcanzar la calma absoluta de la mente sin hacer algún esfuerzo.
 
En este plano no hay objetividad ni subjetividad.  La mente está simplemente en calma, sin el más mínimo sentido de consciencia…

Shunryu Suzuki, Mente Zen, mente de principiante.


La maleza de la mente y las olas de la mente, Suzuki nos dice que ambas son distracciones de la mente, pero entonces por que diferenciarlas, existe una diferencia entre la maleza y las olas.

Se dice que la maleza son aquellos impedimentos o distracciones que nos limitan pero que al reconocerlos se convierten en algo positivo. Como la maleza, que cuando crece alrededor de la planta, impide su crecimiento, compite con ella por el agua y otros nutrientes de la tierra, pero cuando se corta y se muere la maleza, se descompone, se mezcla con la tierra y se convierte en alimento para la planta.

Entonces, yo llegaría a la conclusión de que la maleza, son cosas externas a la mente, como la sensación de un piquete de un insecto, o la comezón que provoca. El sentir una pierna adormecida, etc. Y las olas mentales son los pensamientos, el hecho de que nuestra mente pierda la calma y se desenfoque por concentrarse en esos fenómenos, e incluso la serie de pensamientos, que si los seguimos sin estar conscientes de su verdadera naturaleza, los consideramos como algo real, que está sucediendo en ese momento, cuando solo suceden en nuestra mente.

En fin, tanto la maleza como las olas mentales son cosas que nos impiden mantener la mente limpia y en calma. Pero tienen esa dualidad, no son malos, se pueden convertir en algo bueno, ya que al darnos cuenta de su existencia, y de su naturaleza impermanente e irreal en tanto que sólo existen en nuestra mente. Se convierten en una forma de ayuda para lograr esa calma mental.

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