martes, 28 de abril de 2009

La magia de la consciencia

El siguiente artículo se publicó en el New York Times el 21 de agosto del 2007 y su autor es George Johnson. El artículo original se publicó en ingles. A continuación presento la traducción de algunos fragmentos

La Asociación del Estudio Científico de la Consciencia sostuvo su reunión anual en el Hotel Imperial Palace en Las Vegas.

Después de dos días de presentaciones de científicos y filósofos que especulaban en cómo la mente interpreta y malinterpreta la realidad, ahora era el turno de los profesionales, James (El Sorprendente) Randi, Johnny Thompson (El Gran Tomsoni), Mac King y Teller; magos que habían dominado intuitivamente algunas de las lecciónes que se estaban aprendiendo el laboratorio acerca de los límites de la cognición y la atención

Apollo, con el poder de su mirada y el movimiento de su mano, volteaba mi atención como una lámpara de cuello de ganso, para que siempre estuviera enfocada en la dirección equivocada Cuando parecía estar dirigiéndose a mi bolsa izquierda estaba sacando algo de la derecha. Al final del acto, el público aplaudió cuando él me entregó mi pluma, algunos recibos y billetes de a dólar arrugados y mi grabadora digital, que había estado funcionando todo el tiempo. No mi reloj había desparecido hasta que él se lo quitó de su propia muñeca.

Así como guardan los secretos de los detalles específicos de sus trucos, los magos estaban tan ansiosos como los científicos cuando se trataba de hablar de las ilusiones cognitivas que se disfrazan como magia: que disfrazan una acción como otra, que insinúan datos que no están ahí, que se aprovechan de cómo el cerebro llena los huecos, haciendo suposiciones, como lo decía el Sorprendente Randi, y las confunden con los hechos.

Teller nos dio esta definición de magia: “La vinculación teatral de una causa con un efecto que no tiene fundamento en la realidad física, pero que, en nuestrso corazones, debería.”

El hemisferio izquierdo del cerebro, como lo dice en Dr. Gazzaniaga, es el conspirador, que inventa historias constantemente. Pero el mió se quedó mudo momentáneamente cuando, después de su conferencia, pasé a través de una puerta en el Hotel Casino Venetian Resort y entré en una simulación con clima artificial del Gran Canal de Venecia. Mis ojos fueron atraídos hacia arriba a la sorprendente ilusión de un cielo y lo que yo decidí que deberían ser cuervos volando en las alturas. Al observar con más cuidado, mi cerebro desechó esa teoría, y vi que las alas curvas negras eran las orillas de discos, tachuelas gigantes que sostenían el techo. Después me dijeron que eran rociadores contra incendios.

El Dr. Van Gulick había venido a la conferencia a hablar acerca de los qualias, la sensación curda y subjetiva que tenemos de los colores, los sonidos, los sabores, lo que tocamos y los olores. El crujido de la costra de un pan, la sensación deslizante de una pasta, un asunto que les preocupa los filósofos es en donde encajan estas experiencias personales dentro de una teoría puramente física de la mente.

Como los físicos, los filósofos juegan con esos asuntos haciendo experimentos del pensamiento. En un documento reciente, Michael P. Linch un filósofo en laUniversidad de Conncecticut juega con la idea de un “carterista fenoménico” una criatura imaginaria, como Apolo el ladrón, que distrae tu atención mientras te quita tus qualias, convirtiéndote en los que se conoce en el ambiente como un zombie filosófico. Puedes cachar una pelota, tararear una canción, detenerte en una luz roja; actuar exactamente como una persona pero sin ninguna sensación de lo que es estar vivo. Si los zombies fueran lógicamente posibles, algunos filósofos insisten, entonces los seres conscientes deben estar dotados de una esencia inefable que no se puede reducir a circuitos biológicos.

Al final del espectáculo de magia en el que fui robado por Apolo, el Sorprendente Randi llamó al Dr. Dennett y a otro voluntario para que le ayudaran con el acto final. Mientras el Sr. Randi estaba sentado en una silla, los dos hombres le amarraron apretadamente los brazos a sus piernas con una cuerda.
“¿Daniel, te puedes quitar tu saco por un momento?” pidio el mago, “Ahora ponlo alrededor de mis manos.”
“Un poco más arriba.” Dijo el Sr. Randi
Sin perder un instante, tomo el cuello y lo jaló hacia su barbilla. El público aplaudió. O se había desamarrado de las cuerdas en cuestión de segundos, o sus manos nunca estuvieron atadas.

“Permítele a la gente hacer suposiciones y siempre quedaran convencidos totalmente de que esa suposición era correcta y que representa un hecho,” dijo el Sr. Randi. “Eso no es necesariamente cierto.”


La mente, esta mente increíble que tenemos, que no solo percibe al mundo externo sino que “lo compone”.

Sí, nuestra mente está programada para encontrar patrones en lo que percibe y para almacenar estos patrones en la memoria. (Los patrones nos son iguales para todos, cada uno de nosotros, almacena sus propios patrones que están influenciados por las experiencias anteriores, por el medio ambiente, por factores sociales y por factores genéticos).

De esta manera al estar percibiendo una nueva experiencia, nuestra mente busca en la memoria si ya tiene almacenado un patrón determinado, y sustituye gran parte de la escena que se está dando en el presente con esos recuerdos.

Esto puede tener su origen en la evolución en el instinto de supervivencia, los seres vivos almacenan información en su memoria, información útil para su supervivencia, información moldeada por su experiencia. Información que sirve en el momento para determinar si lo que se está percibiendo entraña algún peligro para la supervivencia o si es algo inofensivo. Información para determinar si lo que se percibe causará placer o dolor.

Así si percibimos una flama, y tenemos almacenado en nuestra memoria un patrón de una experiencia anterior en la que sufrimos una quemadura, seguramente que acercaremos la mano a la flama con cuidado.

Si por el contrario, percibimos la imagen de una fruta que nos gusta, que nos ha dado placer en el pasado, no dudaremos en tomarla y comerla.

Y este tipo de reemplazamiento de imágenes que tenemos almacenadas, esta forma que tiene nuestra mente para superponerlas sobre la escena real que sucede en el momento, es algo que distorsiona la realidad, pero no para nuestra mente, para ella esa es la realidad.

Es por eso que al recorrer el camino que recorremos todos los días de pronto un día nos damos cuenta de que apareció una nueva construcción, o que un negocio cambió por otro. Es posible que esto haya sucedido meses antes, días antes, pero nuestra mente tiene una imagen de ese camino que superpone a la percepción del momento y si no le estamos prestando una atención enfocada en todo momento, en el presente. La imagen que nuestra mente “percibe” en el momento de recorrerlo, no es la imagen de lo que realmente está ahí, sino de la imagen que tenemos almacenada en la mente.

Y bueno, me gustó el artículo que aparece al principio porque sin duda, los magos y los ilusionistas se basan en esta característica de nuestras mentes para hacer sus “magias”.

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