domingo, 5 de abril de 2009

Meditación Zen 04

Control.  La manera de controlar una oveja o una vaca es darles una extensa pradera.
 
Todo lo que abarca la vista está cambiando, perdiendo el equilibrio.  La razón de que todo parezca hermoso es el desequilibrio, pero su plan de fondo está siempre en perfecta armonía.  Así es como todo existe en la esfera de la naturaleza de Buda, perdiendo su equilibrio sobre un fondo de perfecto equilibrio.
 
Aunque uno trate de someter a la gente a cierta pauta, es imposible.  No es hacedero.  La mejor forma de controlar a los seres humanos es alentándolos a ser traviesos.  Entonces están bajo control en el sentido más amplio del concepto.
 
El verdadero propósito del Zen es ver las cosas tal como son, observar las cosas tal como son y dejar que todo siga su curso.  Esto es poner todo bajo control en el sentido más amplio del término.
 
Dogen-zenji ha dicho: “El tiempo transcurre del presente al pasado”…

Shunryu Suzuki, Mente Zen, mente de principiante.


Se habla aquí de dos conceptos, el primero es el control. Se dice que para controlar hay que dar libertad. Pero, ¿se trata de controlar a otra persona? O más bien ¿de controlarnos a nosotros mismos?

Nosotros somos las ovejas o vacas que necesitamos amplias praderas para estar controlados. Siendo traviesos, exploramos la pradera, nos movemos de un lado a otro, observamos, aprendemos. Nuestro yo cambia, con el paso del tiempo, pero ese cambio sólo lo podemos ver al compararlo con algo “fijo”, sólo podemos percibir el desequilibrio del cambio al compararlo con un fondo equilibrado. Que en realidad no existe, porque también cambia constantemente.

Es como la historia del tren de Einstein, para un observador que mira a una persona caminar dentro de un tren en movimiento, esta camina lentamente, pero para otro observador, que se encuentra fuera del tren, la persona se mueve a una gran velocidad.

El primer observador considera que su “fondo”, el asiento dentro del tren desde donde observa, esta “fijo”, en equilibrio. Y la persona que camina, cambia de postura y de posición constantemente, está en “movimiento”, en desequilibrio.

Pero para el observador que está fuera del tren, sentado en un asiento en la estación, que considera como “fijo” y en equilibrio; tanto el caminante como el observador dentro del tren están en movimiento, en desequilibrio.

Pero, el asiento en la estación, ¿está fijo? ¿Qué, la Tierra no se mueve alrededor del sol? Y el sol ¿no es cierto que también se mueve con relación a otras estrellas de la Vialactea? Y ésta, ¿no se mueve también alrededor de otras galaxias? Y así sucesivamente.

Zuzuki nos dice que el verdadero propósito del Zen es ver las cosas tal como son y dejar que todo siga su curso.

Al meditar podemos ver que la verdadera naturaleza de las cosas, es el cambio, la impermanencia. Que todas las cosas, que todo el universo está siempre en movimiento, en una danza extramadamente compleja. De relaciones, orígenes, destinos, causas y efectos, todos entrelazados entre sí. Nada existe por sí solo, nada es lo que parece ser a primera vista.

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