Este artículo es un resumen del "Gran Libro del Yoga" de Ramiro A. Calle.
El yoga psicofísico (hatha-yoga) es el sistema más perfecto que se ha concebido de acción
armonizante sobre el cuerpo, sus funciones y energías. Dispone de un gran número de
técnicas de purificación física y energética, en cuya realización también juega un papel
importante la atención. Estas técnicas previenen contra desórdenes, regulan las funciones
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corporales, equilibran el sistema nervioso, estabilizan los principios vitales, mejoran la
coordinación de cuerpo y mente y desarrollan la conciencia.
Las técnicas de las que se sirve el hatha-yoga, y que son minuciosamente aplicadas por el
yogui sobre su cuerpo, son:
1) Los asanas o posiciones físicas.
2) El pranayama o técnicas de control respiratorio.
3) Los mudras y bandhas, o técnicas de aprovechamiento de la energía y de la acción
neuromuscular.
4) Los shatkarmas o prácticas de limpieza corporal de gran alcance.
Estas antiguas prácticas no sólo tienden a mejorar el organismo, sino que también otorgan
vitalidad, ordenan los campos de energía, combaten la mecanicidad y desautomatizan,
colaboran en la contención del pensamiento incorrecto y ensanchan la conciencia.
Los asanas
Los asanas son determinadas posturas que el cuerpo adopta para ejercer una beneficiosa
influencia sobre todos sus órganos y glándulas, sobre el sistema neuromuscular, sobre
funciones muy diversas y sobre las energías, y armonizan también la función mental.
Los asanas o esquemas corporales también benefician todos los sistemas del cuerpo: el
circulatorio, el respiratorio, el digestivo, el endocrino y el nervioso. Si existen numerosas
posiciones es para alcanzar a todo el cuerpo y sus funciones, sin que ninguna zona pase
desapercibida o ningún órgano inadvertido. Se favorece la integración cuerpo-mente, se
seda el sistema nervioso y se pacifican las emociones. Abastecen de sangre todas las zonas
del cuerpo, favorecen los tejidos, mejoran el funcionamiento cerebral, dotan de flexibilidad
a la espina dorsal, los tendones y articulaciones, los músculos y nervios. Eliminan
crispaciones y contracturas e inducen a una relajación más profunda y reparadora y, por
tanto, más benéfica.
Previenen contra trastornos somáticos y psicosomáticos y colaboran en la resolución de
desórdenes emocionales o psíquicos. Estas posiciones de yoga hacen que el cuerpo asuma
posturas que de otro modo jamás adoptaría y así acceden a todo el organismo e influyen en
él de forma beneficiosa. Asimismo, los asanas regulan la acción cardiaca y la tensión
arterial, favorecen excepcionalmente todo el sistema locomotor y revitalizan el organismo.
Previenen el envejecimiento prematuro y mantienen el cuerpo flexible y resistente.
Existen numerosas posturas, desde las más sencillas a otras más complicadas o difíciles.
Una treintena de ellas son las más básicas y beneficiosas, ya las que por ello se debe dar
prioridad.
La mayoría de las posturas básicas pueden ser practicadas por todas las personas, pues cada
practicante conduce la postura hasta su límite razonable y con ello ésta ya desencadena
todos sus beneficios. En la ejecución de las posturas del yoga hay que observar,
preferiblemente, los siguientes requisitos:
. Se hace y deshace la postura con lentitud, conscientemente, evitando movimientos
precipitados o bruscos.
. Se ejecuta la postura hasta el límite razonable y se mantiene el tiempo indicado, pues
todas las posturas son estáticas mientras se mantienen.
. Si es posible, se efectúan respiraciones pausadas y por la nariz, sin otro tipo de restricción
respiratoria.
. A la acción física debe siempre acompañarle la mental, o sea, que hay que permanecer
muy atento durante la práctica, evitando en lo posible divagaciones mentales. La mente
puede situarse en la zona que se indica como soporte para la concentración, o en la postura
misma o en las sensaciones (estiramientos, presiones y otras) que se presentan durante
la realización de la posición. De este modo la postura no sólo tiene implicaciones
fisiológicas y energéticas, sino también mentales.
. Todos los esfuerzos deben ser bien medidos, paulatinos y jamás excesivos. El secreto del
éxito no está en la urgencia ni en querer ir demasiado rápido, sino en la constancia al
practicar.
Todas las posturas actúan de forma beneficiosa sobre el organismo. Para ello se sirven de
estiramientos sostenidos y de presiones o masajes. Lo que define a las posturas del yoga es
que éstas deben mantenerse durante cierto tiempo; con la práctica, el yogui va alargando,
gradualmente, los tiempos de mantenimiento, y posturas que comenzaron, por ejemplo,
manteniéndose treinta segundos, con perseverancia, pueden mantenerse durante dos o tres
minutos. El genuino yoga psicofísico es el que utiliza las posiciones físicas de forma
estática, o sea, no tiene carácter dinámico, ya que es manteniendo la postura como ésta
actúa mucho más profundamente sobre el organismo y sus funciones; además, potencia
también todas las funciones mentales y equilibra las emociones.
Los estiramientos mantenidos tienen por finalidad:
. Estirar intensamente el músculo, y así lo alargan, lo flexibilizan, lo irrigan de sangre y
eliminan sus crispaciones.
. Desbloquear, aliviar tensiones neuromusculares, inducir a una relajación más profunda.
. Aumentar la resistencia de todo el cuerpo, favorecer la espina dorsal, mejorar el riego
sanguíneo en general, estimular el tono vital.
Las posturas son la ciencia de estirar y soltar, tensar y aflojar. Entre postura y postura es
aconsejable (aunque no imprescindible) hacer una pausa de relajación. Ésta puede durar de
treinta segundos a un minuto.
Las presiones o masajes son una especie de acupuntura natural, mediante los cuales se
influye muy favorablemente sobre glándulas, órganos y vísceras, así como sobre los plexos
nerviosos.
Estiramientos y masajes son beneficiosos para todo el cuerpo. En la mayoría de las posturas
se producen simultáneamente estiramientos y masajes. Por ejemplo, las posturas de flexión
hacia delante estiran vigorosamente toda la musculatura posterior del cuerpo y ejercen
masaje sobre todos los órganos del abdomen, en tanto que las posiciones de flexión hacia
atrás, estiran la musculatura anterior del cuerpo y ejercen masaje sobre la zona renal. Las
posturas están perfectísimamente elaboradas y ensayadas para ir accediendo a todas las
partes del cuerpo y beneficiándolas.
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Posturas de flexión hacia delante
Las posiciones de este grupo (postura de la pinza, postura de extensión sobre la pierna,
postura del triángulo invertido, por ejemplo) ejercen un profundo masaje sobre la región
abdominal, mejorando el funcionamiento de los órganos y vísceras de la cavidad
abdominal.
Estiran y revitalizan los músculos posteriores del cuerpo; dotan de elasticidad a la espina
dorsal hacia delante; desbloquean y sedan el sistema nervioso autónomo; favorecen el
recogimiento y el equilibrio emocional. Previenen contra trastornos digestivos, gastritis,
dispepsia, estreñimiento, escoliosis, ansiedad e insomnio. Regulan la acción cardiaca y la
tensión arterial.
Posturas de flexión hacia atrás
Estas posiciones (postura de la cobra, postura de masaje renal, postura del camello, por
ejemplo) estiran y re vital izan todos los músculos anteriores del cuerpo y ejercen un
profundo y benéfico masaje sobre la región lumbar, mejorando el funcionamiento de las
glándulas suprarrenales y de los riñones. Dotan de flexibilidad a la columna vertebral hacia
atrás y tonifican y fortalecen los músculos pectorales y abdominales. Potencian el
funcionamiento cerebral, tonifican todos los pares de nervios espinales y la médula espinal.
Activan los músculos respiratorios, favorecen la glándula tiroides, previenen contra el
asma, algunos trastornos del aparato digestivo, la escoliosis, la psicastenia y el estrés.
Así como las posturas de flexión hacia delante invitan al recogimiento, las de flexión hacia
atrás reportan un sentimiento de expansión. Las posturas de ambos grupos se
complementan perfectamente para atender al organismo en todos los sentidos e ir
manteniendo la espina dorsal resistente, equilibrada y joven.
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Posturas de flexión lateral
Estos asanas (la postura sobre el costado, la postura de la media luna, por ejemplo) dotan de
elasticidad a la espina dorsal hacia los lados, estiran y revitalizan los músculos y nervios
intercostales, ejercen un beneficioso masaje sobre el páncreas, el hígado y el bazo;
benefician los nervios espinales y los músculos deltoides, trapecio, hombros y brazos;
estimulan la musculatura del cuello y los músculos de las extremidades inferiores; activan
la acción cardiaca y mejoran el riego sanguíneo a todo el cuerpo.
En el niño favorecen el crecimiento y aumentan el apetito. Son posturas que previenen
contra las tensiones generales del tronco, las contracturas y crispaciones, distendiendo, y
produciendo una sensación de bienestar.
Posturas de torsión
Las posturas de este grupo (postura de torsión, media postura de Matyendra, por ejemplo)
ejercen un estiramiento muy pronunciado sobre todos los músculos y nervios del tronco,
mejorando el riego sanguíneo a los mismos. También sirven para tonificar los músculos y
nervios de las piernas y el cuello. Son posturas excelentes para favorecer la espina dorsal y
prevenir la escoliosis, el lumbago, la ciática y trastornos afines.
Procuran un profundo masaje de todas las vísceras abdominales y favorecen en las mujeres
los ovarios y en los hombres la próstata. Previenen la indigestión, el colon irritable, las
hemorroides y el estreñimiento. Activan el sistema circulatorio y aumentan la fortaleza
corporal.
Posturas de inversión
Estas posturas (postura de la vela, postura sobre la cabeza, por ejemplo) favorecen
enormemente el cerebro, al aportarle gran cantidad de sangre. Estimulan la acción de los
órganos sensoriales y regulan el funcionamiento de la glándula tiroides. Fortalecen mucho
la espina dorsal y en especial las vértebras cervicales.
Vigorizan los músculos de los brazos, los hombros y el cuello.
Descongestionan las venas de las piernas, descansándolas y previniendo contra varices.
Estimulan la acción cardiaca y aumentan la capacidad de la memoria, la concentración y la
atención.
Previenen los catarros nasales, la hipotensión, la psicastenia, la depresión, la dispersión
mental y la falta de concentración. Tonifican y vigorizan el cuerpo en general.
Posturas de acción abdominal
Estas posiciones (la postura del nervio vajroli, la postura del ángulo recto, por ejemplo)
inciden sobre el abdomen y favorecen sus órganos y su musculatura; la mayoría de ellas
también inciden muy benéficamente sobre las regiones coccígea, sacra y lumbar. Combaten
la adiposidad abdominal, el estreñimiento y algunos trastornos menores del aparato
digestivo.
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Posturas de acción general sobre el cuerpo
Este grupo de posturas (la postura del ave, la postura del pavo, por ejemplo) estimula todo
el organismo y su acción se generaliza a todos los músculos y nervios.
Son por lo general posturas que desarrollan más esfuerzo cardiaco y que aumentan la
capacidad de resistencia, acción y rendimiento del cuerpo. Mejoran el riego sanguíneo en
general.
Posturas de equilibrio
Las posturas de equilibrio (la postura del árbol, por ejemplo), como su nombre indica,
favorecen el equilibrio (muy útiles para niños) y aumentan la capacidad de concentración,
mejorando la conexión mente-cuerpo. También suelen favorecer y fortalecer la musculatura
de las extremidades inferiores.
Posturas de meditación
Son las posturas de las que se sirve el yogui para la práctica de la meditación (la postura
perfecta, la postura del loto, por ejemplo), y aunque también aportan beneficios físicos
(fortalecen la pelvis y el hueso sacro, dotan de flexibilidad a las articulaciones de las
piernas, etcétera), son las más apropiadas para estabilizar el cuerpo e inmovilizarlo y
mantener la espina dorsal y la cabeza erguidas. Se vienen utilizando desde hace siglos para
la práctica de la interiorización y la meditación.
La más sencilla, que está al alcance de todo el mundo, es la denominada postura del sastre,
que exige sólo el cruce normal de piernas, evitándose cualquier esfuerzo de las mismas.
Cuando se utilizan estas posturas para la meditación, el practicante también puede
introducir un cojín bajo las nalgas, lo que le permitirá estar más cómodamente erguido. Lo
importante es irse ejercitando en lograr mantener la inmovilidad el mayor tiempo posible.
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