jueves, 4 de marzo de 2010

Introducción al Om Yoga 12

El siguiente artículo se publicó originalmente en inglés en la página Atma Jyoti Ashram, pueden acceder al artículo original haciendo clic en el título de esta publicación.

A continuación les ofrezco la traducción:



Swami Nirmalanda Giri


Levantarse al Cielo de la Consciencia (Chidakasha)

Es absolutamente esencial que entendamos la necesidad de evitar fijar la atención deliberadamente en cualquier parte del cuerpo. Ya que necesitamos dejar que la energía divina (divya shakti) de Om vaya a donde quiera, algunas veces quedándose por algún tiempo en un lugar y luego moviéndose a otro – y la mayor parte del tiempo no quedándose en ningún lugar, sino surgiendo hacia arriba y llenando todo. Especialmente, necesitamos dejar que el movimiento sagrado se levante siempre hacia arriba al Cielo de la Consciencia, el Chidakasha, que es la morada natural de Om, ya que ahí se origina. Ese, también, es nuestro punto de origen y las vibraciones sutiles de Om nos regresarán allí junto con el Ello mismo. Los Unpanishads Yoga señalan dos puntos importantes en relación con esto.

Primero, no confinamos deliberadamente nuestra atención a ningún punto de concentración en particular porque los movimientos sutiles de Om buscan varias avenidas o “puertas” durante la meditación. El Amritabindu Upanishad dice “Por medio de Om él [el yogui que medita] ve el camino, el camino a través del que su prana [y respiración] pasa, por lo tanto uno siempre debe repetir Om para que siga el camino correcto: a través de la puerta-corazón, la puerta-aire, la puerta que conduce hacia arriba y la apertura de la puerta de liberación que se conoce como la orbe abierta [el sol]” (Amritabindu Upanishad 25, 26).

Aunque el Bhagavad Gita (8:10) habla de que el yogui abandona el cuerpo a través del punto entre las cejas, el chakra ajna, esa es sólo una de las puertas de salida para el yogui – aunque es la usual, y que por eso se menciona. Hay otras puertas superiores y debemos dejar que el prana quede libre para buscar la que le corresponda a nuestro estado de desarrollo, ya que la puerta por la que salgamos nos conduce al mundo (loka) que le corresponde. En la meditación no salimos del cuerpo, pero el prana que se levanta desde uno de esos puntos puede estimular en nosotros la consciencia superior “nativa” a esos mundos superiores y prepararnos para levantarnos hacia allí al final de la vida. “Levantarse” a una de esas puertas también nos puede permitir recibir las energías espirituales de esos mundos mientras todavía estamos en este mundo.

Segundo, la meta del prana y las vibraciones de Om es moverse hacia arriba como el humo y fundirse con el cielo, el Chidakasha, y experimentar la consciencia que está más allá de cualquier puerta o mundo. Este es el aspecto más importante. Entonces el prana debe quedar libre para hacerlo tan sólo “dejándolo ser” y no dirigirlo o confinarlo de manera alguna. Hablando de este movimiento del prana y Om, el Maitrayana Upanishad (7:11a) lo compara con la forma como el humo se vierte hacia arriba hacia el cielo y se funde con él: “En este proceso ese poder, durante el movimiento del prana, surge como la pluma de humo, como cuando se lanza un trozo de sal al agua o como el pensamiento de uno que medita se extiende”: El Matri Upanishad (7:11) presenta la misma idea diciendo: “verdaderamente, la naturaleza del Chidakahsa es la misma que la de la Sílaba Om. Con esta Sílaba, ciertamente, que se levanta, surge hacia arriba y se vierte al frente… En la respiración Om es como la acción del humo, ya que cuando hay movimiento de aire el humo se levanta al cielo en una columna y después sigue a una corriente de aire tras otra”. Es necesario dejar al movimiento vibratorio sutil de Om ir a donde Él quiera.

Levantar suavemente los ojos en la meditación asegura que esto se de cómo debería.

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