Espíritu tradicional del Zen. Cuando uno trata de lograr la iluminación, se crea karma que nos gobierna y se está perdiendo el tiempo en el cojín negro.
Las dos cosas más importantes de nuestra práctica son la postura física y l a manera de respirar. No nos intersa tanto la compresión profunda del budismo.
Más bien que compresión profunda de la enseñanza, los que realmente necesitamos es profunda confianza en ella que dice que originalmente tenemos daturaleza de Buda.
La iluminación nos llega de repente... La comprensión transmitida desde Buda hasta nuestro tiempo es que, cuando se comienza el zazén, hay iluminación, aun sin ninguna preparación. Se practique o no el zazén, se tiene siempre la naturaleza de Buda y, porque se la tiene, hay iluminación en la práctica.
Cuando no nos embarga ninguna idea de ego, nuestra visión de la vida es la de Buda. Nuestras ideas egoístas son una ilusión que cubre nuestra naturaleza de Buda. Siempre estamos creándolas y siguiéndolas y, al repetir este proceso una y otra vez, nuestra vida pasa a estar completamente ocupada por ideas centradas en el ego. Esto se denomina vida kármica o karma.
Muchos maestros de época reciente han recalcado el logro, mediante la práctica, de algún estado en particular. Más importante que cualquier estado alcanzable es la sinceridad, el esfuerzo correcto.
¡Si nuestra práctica es sólo un medio para alcanzar la iluminación, entonces no hay manera de alcanzarla!
No es que menospreciemos la idea de lograr la iluminación, sino que lo más importante es el momento actual, no cualquier otro día del futuro.
Antes de alcanzar la iluminación, Buda hizo todos los esfuerzos posibles por nosotros y al final logró una comprensión plena de los diversos caminos. Quizás se piense que Buda alcanzó algún estado en el cual se encontraba libre de la vida kármica, pero no fue así... Si Buda hubiera alcanzado una iluminación sin karma, no habría sufrido... Y aún después de alcanzarla siguió haciendo el mismo esfuerzo que nosotros estamos haciendo. Pero no tenía una noción vacilante de la vida. Su perspectiva vital era estable y observaba la vida de todos, incluso la propia. Se observaba a sí mismo y observaba a otros de igual modo que a las piedras, a las plantas o cualquier otra cosa... Ese fue su plan de vida después de alcanzar la iluminación.
Shunryu Suzuki, Mente Zen, mente de principiante.
Por un lado, tal vez la iluminación no es algo que se obtenga repentinamente en su totalidad, tal vez con la práctica constante y con el esfuerzo correcto, se va llegando a momentos de iluminación, algunos más tenues, algunos más completos. Pero es un camino que no se acaba, es un camino que seguiremos durante toda la vida.
La práctica nos enseña a vivir en el momento, a darnos cuenta, y entonces podemos percibir esos momentos de iluminación, que se dan en un instante, en el presente, en el aquí y ahora.
Sin la práctica del zazén, tal vez no se aprenda a estar presente en el momento, en el aquí y ahora, y entonces tal vez se pierda ese momento de iluminación. No porque no suceda, sino porque no nos damos cuenta.
Aunque con esto no quiero decir que el zazén sea el único camino para lograr estos momentos de iluminación, hay muchos otros, y muchas personas que nunca han practicado el zazén llegan a vivir estos momentos de iluminación y a darse cuenta de ellos.
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