jueves, 11 de diciembre de 2008

Aprender practicando

El artículo que publico a continuación me parece muy interesante. En él, Swami Nirmalananda Giri nos habla de algunos fundamentos de la filosofía oriental. Hace una cita de Vyasa un sabio del periodo pos-védico en la India que dice “Brahman es real. El mundo es irreal. El espíritu individual (jiva) no es otro que Brahman.” y luego hace una analogía de ver una batalla en una película y cómo ésta no es real y la compara con nuestra percepción del mundo. Luego nos habla del significado del Yoga que proviene de la palabra sanscrita que es unir, y que para él consiste en la unión del ser humano con el ser divino, el ser universal, que en realidad son uno mismo. Pero es debido a esa ilusión que se forma en nuestra mente que nos consideramos separados del ser único, que nos consideramos separados del universo, y esta ilusión es la causa de muchos de nuestros problemas ya que al no comprender esto, le damos significados al anhelo y al apego que a la postre se pueden transformar en sufrimiento.

Esta otra frase de Swani Nirmalananda explica esto de una manera muy clara, muy simple: “Originalmente eramos chispas o puntos de luz consciente en el Océano de Luz Consciente infinito que es Dios. Eramos dioses con Dios. Y todavía lo somos, porque no es posible estar fuera de lo Infinito Mismo, sin importar que tanto el sueño febril del engaño pueda implantar en nosotros la ilusión de la separación.” Pero si es tan simple, ¿por qué nos engañamos y no podemos percibir esta realidad de las cosas? La práctica constante del Yoga y la meditación es un camino para poder comprender esto y dejar de engañarnos, no es simple, requiere de esfuerzo, pero como todo aquello en lo que nos empeñamos en lograr, y le dedicamos tiempo para lograrlo, como aprender a tocar un instrumento musical, o aprender otro idioma, o aprender cualquier cosa que no sabemos. No son cosas que se logran sin esfuerzo, sin dedicarles tiempo.

Recuerdo cuando empecé a aprender a tocar la guitarra, al principio no sonaba nada bien, no presionaba las cuerdas contra el diapasón con la suficiente fuerza y las notas sonaban horrible. Me dolían los dedos, tanto por el esfuerzo como porque las cuerdas me cortaban la piel de las yemas de los dedos. Por el otro lado, mi mano derecha no lograba pulsar las cuerdas con ritmo, o en la secuencia debida. El resultado era algo horroroso. Pero seguí practicando, y poco a poco fui teniendo más fuerza en los dedos, fui desarrollando callos en las yemas de los dedos, aprendí los dedos y la muñeca de mi mano derecha con ritmo. Y después de mucho practicar logre tocar algo que se asemejara bastante a la canción que quería interpretar. Dedicándole más tiempo y más práctica, logre “aprender a tocar” de manera que ya no tenía que pensar en cada movimiento de mis dedos de la mano izquierda, de mis dedos de la mano derecha, de los movimientos de la muñeca, deje de tener que ver en que traste ponía los dedos. En términos de la neurociencia, el conocimiento de como tocar la guitarra dejó de estar en mi mente consciente para pasar a mi mente operativa.

Y lo mismo pasa con el yoga y la meditación, al principio no pasa nada, me cuesta trabajo adoptar las posturas, me cuesta trabajo no clavarme en los pensamientos que pasan por mi mente. Pero poco a poco los músculos se acostumbran a las posturas, cada día adquiero más flexibilidad, cada día dejo pasar más pensamientos por mi mente sólo dándome cuenta de ellos, sin clavarme. Y con esto voy logrando poco a poco que mi mente esté en calma, puedo ir conociendo las sensaciones de mi cuerpo. Y para mí esto es el yoga y la meditación como uno de los preceptos del yoga.

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