martes, 8 de septiembre de 2009

Meditación Zen 31

La creencia en la nada. En nuestra vida cotidiana, el noventa y nueve por ciento de nuestro pensar es de carácter egocéntrico. ¿Por qué sufro? ¿Por qué tengo problemas?

Yo he descubierto la necesidad, la absoluta necesidad, de creer en la nada. Es decir, hay que creer en algo que no tiene forma ni color, en algo que existe antes que todas las formas y los colores aparezcan. Esta es una cuestión muy importante... Cuando se está preparado siempre para aceptar todo lo que vemos, como algo que surge de la nada, a sabiendas de que hay alguna razón para que surja una existencia fenoménica de determinada forma y color, entonces, en ese mismo momento, se logra la serenidad perfecta.

Por eso es absolutamente necesario creer en la nada. Mas eso no quiere decir vacuidad. Hay algo, pero ese algo está siempre preparado para tomar alguna forma en particular, y en su actividad sigue ciertas reglas, teorías o verdades. Esto se llama naturaleza de Buda o el Buda mismo. Cuando esta existencia se personifica, la llamamos Buda; cuando la comprendemos como la suma verdad, la llamamos Dharma y, cuando aceptamos la verdad y actuamos como una parte del Buda o conforme a la teoría, nos llamamos a nosotros mismos Sangha. Pero aunque haya tres formas de Buda, se trata de una existencia que no tiene forma ni color y que siempre está dispuesta a tomar forma y color.

Algunos se disgustan al oír la lluvia mientras están en la cama por la mañana, porque se olvidan de que luego verán salir el radiante sol por el oriente. Cuando concentramos la mente en nosotros mismos, tenemos esta clase de preocupación. Pero cuando nos aceptamos a nosotros mismos como la personificación de la verdad o la naturaleza del Buda, no tenemos preocupación alguna. Pensamos “ahora está lloviendo”, pero no sabemos que pasará después, y a la hora de salir a la calle, tal vez el día sea hermoso o haya tormenta. Y como no sabemos, lo mejor es gozar por ahora del sonido de la lluvia.

Debemos comenzar con la iluminación y proseguir hacia la práctica y luego hacia el pensar... Cuando la iluminación viene primero, antes que el pensar, antes que la práctica, este pensar y esta práctica no se centran en el propio ser.

Shunryu Suzuki, Mente Zen, mente de principiante.


Vivir en el momento, plenamente. No dejar que pase este momento porque es único, porque nunca se repetirá. Sólo existe este momento, que no dura nada, por lo tanto debemos reconocer la naturaleza de nada para comprender la realidad. Simplemente ser en el momento, nada más. !Qué complicado!

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