Pantanjali nos dice en el inciso 7 del capítulo primero en la traducción al inglés de Dennis Hill, “Valid knowledge is direct perception (pratyaksha), verifiable deduction (anumana) and the word of one who has already reached the goal (agama)”. El conocimiento válido es por la percepción directa (ptrayaksha), deducción verificable (anumana) y el mundo de alguién que ya ha alcanzado la meta (agama)”.
Entonces, ¿Cómo podemos verificar que el conocimiento que estamos obteniendo de la tercera fuente, o sea de la versión original de Patanjali en sánscrito, a través de las diferentes traducciones es el verdadero? ¿Cómo podemos saber cuál nos trasmite el significado que Patanjali le quiso dar a sus palabras? Y otra consideración que debemos de tener en cuenta es que el mismo Patanjali escribió su versión de las enseñanzas orales que se venían transmitiendo de maestro a estudiante por generaciones, ¿Cómo se fueron transformando estas enseñanzas originales con esta forma de transmisión?.
Finalmente la conclusión a la que llego es que la mejor forma de comprender estas enseñanzas es leyendo las diferentes versiones, ya que esto nos permite obtener una versión sutil y que finalmente será nuestra propia versión de como apercibimos las enseñanzas y que seguramente no será igual a la de otras personas. Pero finalmente, no se puede hablar de que una sea más válida que otra, lo “real” es nuestra apercepción
Y ahora, antes de pasar a los sutras, incluyo dos resúmenes de las introducciones a los textos de Vyasa y al de Dennis Hill, el resumen y la traducción de esto, reflejan mi subjetividad al respecto.
En la traducción de Vyasa el autor nos dice que poco se sabe de Patanjali, y que lo poco que se sabe está lleno de contradicciones. Se lo considera como una encarnación del dios serpiente Sesa, que rodea y sostiene al universo en la forma de Océano Cósmico. Nos dice que el Yogasutra data de entre el siglo II A.C. al siglo VI D.C. Pero que no se ha podido determinar con claridad la identidad del autor o la fecha exacta de los textos. Y sigue diciendo que se puede considerar que Patanjali no fue el único autor del texto sino que este se mantuvo “vivo” durante varios siglos en los que se compilaron las técnicas inductivas de origen shamánico en un contexto filosófico.
El yogasutra está compuesto por 195 aforismos, o frases cortas, formados con palabras técnicas muy precisas y con reglas gramaticales estrictas. El libro se divide en cuatro capítulos o partes. La primera parte consta de 51 aforismos dedicados a explicar al naturaleza general del Yoga y su técnica: la “internalización profunda” (samadhi), sus diferentes formas, los obstáculos y los medios a través de los que se llegan a cesar o detener todos los procesos mentales que es la meta final del Yoga. Su objeto es responder a la pregunta, ¿qué es el Yoga?
La segunda parte se compone de 55 aforismos y se titula la “practica” (sadhana); ésta sección trata con las condiciones de la vida human y la angustia inherente de esta condición para tratar de responder a la pregunta ¿por qué practicar el Yoga? Se exponen los impedimentos, sus causas y sus consecuencias, finalmente se analizan los medios externos o las primeras cinco práticas del Yoga clásico.
En la tercera parte, dedicada a las “manifestaciones maravillosas” (vibhuti), compuesto por otros 55 aforismos (56 en algunas versiones), se exponen los medios internos que completan los externos dentro del Yoga de los ocho pasos y siddhi, y se habla detalladamente de los poderes extraordinarios, que desafían las leyes de la ciencia. Esos poderes se adquieren involuntariamente durante el curso de la prática.
La última parte, más filosófica y sutilmente controversial, habla acerca de la Independencia o Aislamiento Trascendental (kaivalya); está compuesto por 34 aforismos, en los que se encuentran los problemas filosóficos que implican el estudio y la práctica del sistema, especialmente dos asuntos metafísicos fundamentales; el momento y la naturaleza del conocimiento.
En la introducción a su traducción, Dennis Hill nos dice que los Yogasutras fueron compilados por el sabio Patanjali hace unos 2,000 años a partir de una tradición oral que se remonta a una antigüedad desconocida. Patanjanli nos da la sabiduría esencial de la prática del yoga y la meditación para conocer, directamente, la esencia de nuestro verdadero yo – al habitante consciente que le da vida al cuerpo. Experimentar el estado consciente completo nos muestra la naturaleza trascendental esencial del universo para llevarnos a un estado de tranquilidad gozosa imperturbable.
Hill continua diciendo que el término “yoga” apareció en los Vedas mucho antes de que Patanjali viviera, pero los Yoga Sutras aparecen en la historia como el primer tratado integral del método del yoga y la liberación. Patanjali, nos habla principalmente desde el punto de vista de la filosofía Samkya y el Yoga Raja meditativo.
Patanjali nos dice que el yo interno puramente gozoso ya se ha logrado y que todo lo que se necesita es perder el interés en aquello que no es el yo.
El primer libro empieza diciédonos que el yoga es restringir la mente a un estado de ecuanimidad para que la mente no sea molestada mientras examina la apariencia y conoce las cosas tal como son. Esta ensenza puede ser una información novedosa para el estudiante actual de yoga que ha considerado el yoga como un ejercicio para estar en forma. Pero Pantanjali persiste y explica la naturaleza de la mente, las distracciones de la mente y el estado de samadhi que surge cuando el yogui pierde interés en las distracciones.
Debido a las tentaciones del mundo la mente cultiva apetitos por el placer y aversión al sufrimiento que trae este apetito. Dada la predominancia de estas influencias, la mente naturalmente no descansa en la calma. El libro II, acerca del sadhana nos da las práticas para simultáeamente hacer surgir el gozo interno y aquietar las distracciones de la mente. En una prática concisa de las 8 ramas del Yoga, Patanjali nos presenta un paquete con el concepto de astanga.
En el estudiante que persise en las pr當ticas durante un largo periodo de tiempo, pueden surgir varios logros o poderes yoguis. Patanjali describe estos siddhis con cierto detalle en el Libro II, pero dice que no debemos distraernos ya que podemos perder el rumbo en el camino a la liberación. Es mejor sólo notarlos y continuar con sadhana.
A lo largo del libro se nos recuerdan las dos prácticas fundamentales que condicen al estado final, kaivalya. Una práctica es vairagya (falta de pasi, desapego) y la otra es viveka (discriminación). En la vida, todo nos llega y todo nos abandona. Tanto en el placer como en el dolor podemos darle la bienvenida a lo que sea que venga y dejar ir cualquier cosa que nos abandone. En la práctica de vairagya no sólo dejamos ir completamente cuando es el momento adecuado, sino que en primer lugar no nos apegamos a lo que sea que nos llegue en el río de la abundancia. En la práctica de viveka, aprendemos a discriminar entre la mente al observador de la mente (la consciencia misma). Cuando podemos descansar en el estado de la consciencia que se conoce a s■ misma, conocemos nuestra verdadera identidad. El Libro IV (Kaivalya) es la historia del resultado final de estas prácticas y conocimientos conforme el yogui se funde irrevocablemente en el gozo del yo.
En los próximos días estaré publicando algunos fragmentos del Yogasutra de Patanjali.
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