lunes, 18 de mayo de 2009

Meditación Zen 13

El Zen y el entusiasmo.  El Zen no es un entusiasmo, no es un excitante, sino más bien la concentración en la rutina cotidiana.
 
Cuando uno se esfuerza demasiado y se entusiasma y excita demasiado, la mente se entorpece y se embota.
 
Si nos interesa algo excitante o nuestro propio cambio, nos encontramos totalmente absortos en nuestra propia vida y entonces estaremos perdidos.  Si en lugar de ellos mantenemos la mente constante y en calma, podremos permanecer lejos del mundanal ruido, aun cuando esto nos rodee.
 
Lo más sencillo es seguir la práctica tranquila y cotidiana y así se formará el carácter.
 
Cuando la práctica es tranquila y común, la misma vida cotidiana es ya la iluminación…

Shunryu Suzuki, Mente Zen, mente de principiante.



Las emociones fuertes excitan demasiado la mente, incrementando la ilusión de realidad del pensamiento en cuestión. Al embebernos demasiado en un tren de pensamiento que nos emociona, que nos excita, que nos entusiasma, que nos atemoriza, que nos causa ira, etc., lo vivimos como si fuera realidad, nos olvidamos de que eso está sucediendo sólo en nuestra mente. Que no es real más que en nuestra mente.

Cuando logramos mantener la ecuanimidad, solamente observando esa excitación, ese miedo, cuando podemos dejarlos pasar sin engancharnos, entonces logramos una calma, una tranquilidad mental que nos permite ver las cosas como son, sin apasionamiento.

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