jueves, 24 de febrero de 2011

Ciencia Hindú Yogi de la Respiración 2

por Yogi Ramacharaka

3. TEORIA EXOTERICA DE LA RESPIRACIÓN

En este capítulo expondremos brevemente las teorías del mundo científico occidental acerca de las funciones de los órganos respiratorios y el papel que desempeña la respiración en la economía humana.

En los capítulos siguientes presentaremos las teorías adicionales y los hechos comprobados por las investigaciones de la escuela oriental. El oriental acepta las teorías y los hechos presentados por sus hermanos occidentales (que hace siglos conoce) y agrega mucho que ellos no aceptan por ahora, pero que a su debido tiempo descubrirán y, dándoles nombres nuevos, los presentarán al mundo como una gran verdad.

Antes de considerar la idea occidental será talvez conveniente dar una explicación somera de los órganos de la respiración.
Los órganos de la respiración consisten de los pulmones y de los pasajes de aire que a ellos conducen. Los pulmones son dos y ocupan la cámara pleural del tórax, uno a cada lado de la línea media, estando separados uno del otro por el corazón, los vasos sanguíneos mayores y los grandes tubos conductores del aire.

Cada pulmón está libre en todas direcciones excepto en la raíz, formada principalmente por los bronquios, arterias y venas que ponen en conexión los pulmones con la tráquea y el corazón. Los pulmones son esponjosos y porosos y sus tejidos son muy elásticos.

Están cubiertos por una envoltura delicada, aunque fuerte, conocida bajo el nombre de saco pleural, una pared de la cual se adhiere estrechamente al pulmón y la otra a la interna del pecho, y que segrega un fluido que permite a los lados internos resbalar suavemente uno sobre otro en el acto de respirar.

Los pasajes de aire consisten del interior de la nariz, faringe, laringe, tráquea y tubos bronquiales. Cuando respiramos hacemos entrar el aire por la nariz, donde se calienta al ponerse en contacto con la membrana mucosa que está provista abundantemente de sangre, y después que ha pasado por la faringe y la laringe entra en la tráquea; esta se divide en numerosos tubos, llamados tubos bronquiales (bronquios), los cuales a su vez se subdividen y terminan en nuevas y diminutas subdivisiones en todos los pequeños espacios de aire, de los que cuentan por millones los pulmones. Un escritor ha demostrado que si las células de aire de los pulmones fueran extendidas una al lado de la otra, cubrirían una superficie de catorce mil pies cuadrados.

El aire es introducido en los pulmones por la acción del diafragma, músculo grande, fuerte y delgado que se extiende a través del tronco separando la cavidad torácica de la abdominal. La acción del diafragma es casi tan automática como la del corazón, aunque él pueda ser trasformado en músculo semivoluntario por el esfuerzo de la voluntad. Cuando se dilata aumenta la capacidad del pecho y pulmones y el aire se precipita en el vacío así formado. Cuando cesa la dilatación, el pecho y los pulmones se contraen y el aire es así expelido.

Ahora, antes de considerar lo que sucede con el aire en los pulmones, examinemos un momento cómo tienen lugar la circulación de la sangre. La sangre, como sabéis, es impelida por el corazón a través de las arterias a los capilares, llegando así a cada parte del cuerpo, que vitaliza, alimenta y fortalece. Regresa después por medio de los capilares, por otra vía, las venas, al corazón, de donde es enviada a los pulmones.

La sangre sale para su viaje arterial de un color rojo brillante y rica en cualidades y propiedades vitales, y vuelve por la ruta venosa, pobre, azul y sin brillo, cargada de los detritus del sistema. Parte como una corriente fresca de las montañas y vuelve como desagüe de albañal, dirigiéndose a la aurícula derecha del corazón. Cuando esta aurícula se ha llenado, se contrae y hace pasar la corriente de sangre a través de una abertura del ventrículo derecho del corazón, el cual a su vez la envía a los pulmones, donde es distribuida por millones de vasos capilares a las células de aire, de que hemos hablado. Volvamos ahora a las funciones de los pulmones.

La impura corriente de sangre se distribuye en los millones de delicadas células de aire de los pulmones. Al inspirar, el oxígeno del aire se pone en contacto con la sangre impura por medio de los vasos capilares, cuyas paredes son bastantes gruesas para que la sangre no pueda atravesarlas y lo suficiente delgadas para permitir al oxígeno penetrar. Cuando el oxígeno entra en contacto con la sangre, una especie de combustión tiene lugar; la sangre toma el oxígeno y pone en libertad el ácido carbónico generado de los detritus y la materia venenosa que ha recogido de todas las partes del organismo. La sangre así purificada y oxigenada vuelve otra vez al corazón rica, roja y brillante, cargada de propiedades y cualidades vitales. Al llegar a la aurícula izquierda del corazón es impelida dentro del ventrículo izquierdo, de donde es enviada nuevamente a través de las arterias, en misión de distribuir la vida a toas las partes del organismo.

Se calcula que en veinticuatro horas atraviesan los capilares de los pulmones alrededor de diez y siete mil litros de sangre, pasando los corpúsculos en simple fila y exponiendo sus lados al oxígeno del aire.
Cuando se consideran los diminutos detalles del proceso aludido se siente uno invadido por el asombro y la admiración ante la solicitud e inteligencia infinitas de la Naturaleza.

Vemos que si una cantidad suficiente de aire nuevo no llega a los pulmones, la corriente impura de sangre venenosa no se purifica, y el cuerpo no sólo queda privado de nutrición, sino que los desperdicios que hubieran podido ser destruidos son devueltos a la circulación, envenenan el organismo y así ocasionan la muerte. El aire impuro obra de la misma manera, aunque en grado menor. Se verá también que sin inspirar la cantidad necesaria de aire, la sangre no puede continuar su obra, y el cuerpo insuficientemente nutrido, cae enfermo o sólo posee un estado de salud imperfecta. La sangre de uno que respira de manera impropia es, naturalmente, de un color azul oscuro, ala que le falta el rico rojo de la sangre arterial. Esto lo vemos a menudo en una pobre complexión, mientras que una respiración correcta, y, por consiguiente, una buena circulación, produce una complexión fuerte brillante y llena de salud y vida.

Un poco de reflexión nos mostrará la importancia vital de una respiración correcta. Si la sangre no es completamente purificada por el proceso regenerador de los pulmones vuelva a las arterias en un estado anormal, sin haber eliminado las impurezas que tomó en su viaje de regreso. Si estas impurezas vuelven al sistema se manifestarán seguramente en alguna forma de enfermedad, ya sea de la sangre u otra, resultante del funcionamiento alterado de algún órgano o tejido insuficientemente nutrido.

Cuando la sangre es debidamente expuesta al aire en los pulmones, sus impurezas no solamente son destruidas y eliminadas con el gas ácido carbónico, sino que toma también cierta cantidad de oxígeno que lleva a todas las partes del cuerpo donde es necesario, para que la Naturaleza pueda ejecutar su obra convenientemente. Cuando el oxígeno entra en contacto con la sangre se une con la hemoglobina y es llevado a cada célula, tejido, músculo y órgano, que vigoriza y fortalece, reemplazando las células y tejidos gastados por nuevos materiales que la Naturaleza transforma para su uso. La sangre arteria bien expuesta al aire contiene alrededor de 25 por 100 de oxígeno libre.

No solamente cada parte se vitaliza con el oxígeno, sino que el acto de la digestión depende materialmente de una cierta oxigenación del alimento, y esto puede realizarse únicamente cuando el oxígeno entra en contacto con el alimento y produce una cierta forma de combustión. Es, por consiguiente, necesario que una provisión suficiente de oxígeno sea almacenada por lo pulmones. Esto explica el hecho de que los pulmones débiles y digestiones pobres se encuentren simultáneamente con tanta frecuencia. Para darse cuenta de la completa significación de esta afirmación, es necesario recordar que el cuerpo entero recibe nutrición del alimento asimilado y que con una asimilación imperfecta, aquella será siempre incompleta. También los pulmones dependen de la misma fuente de alimentación y si por causa de una respiración imperfecta la asimilación se hace defectuosa y ellos se debilitan, estarán todavía menos en condiciones para desempeñar sus funciones, y el cuerpo a su turno también se debilitará. Cada partícula de alimento o bebida debe ser oxigenada para que pueda ceder la propia nutrición, y los desperdicios del organismo adquirir las condiciones necesarias para ser eliminadas del sistema. Una cantidad insuficiente de oxígeno significa nutrición imperfecta, eliminación imperfecta y salud imperfecta. En verdad, respirar es vivir.

La combustión, resultante del cambio en las materias gastadas, genera calor y equilibra la temperatura del cuerpo. Las personas que respiran bien tienen menos probabilidades de resfriarse, y, generalmente, poseen una gran abundancia de sangre que les permite resistir a los cambios de temperatura.
Además de los importantes proceso ya mencionados, el acto de la respiración ejercita los órganos y músculos internos, hecho al cual los escritores occidentales sobre la materia no dan por lo común gran importancia, mientras que los yoghis lo aprecian debidamente.

En una respiración incompleta no todas las células de los pulmones entran en función y se pierde así una gran parte de la capacidad pulmonar, sufriendo el sistema en proporción al a falta de oxigenación. Los animales inferiores, en su estado nativo, respiran naturalmente, y es indudable que el hombre primitivo hizo lo mismo. El modo anormal de vivir adoptado por el hombre civilizado le ha apartado de aquella respiración natural y la raza ha sufrido las consecuencias de esta desviación. La única salvación física del hombre es volver a la Naturaleza.

Fuente
Ciencia Hindú Yogi de la Respiración por Yogi Ramacharaka
Manual de Filosofía Oriental de la Respiración el Desarrollo Físico Mental Psíquico y Espiritual
, Copyright Editorial Medina Hermanos, S. A. México. S / a
Digitalizador:  Regina
L-01 – 25/01/04
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