lunes, 21 de febrero de 2011

Ciencia Hindú Yogi de la Respiración 1

por Yogi Ramacharaka

1. SALAAM

No es difícil que el estudiante occidental tenga ideas algo confusas sobre los yoghis, su filosofía y sus prácticas. Los viajeros han escrito muchos relatos fantásticos de las hordas de fakires mendicantes, charlatanes, que infestan los grandes caminos y las calles de las ciudades de la india, arrogándose imprudentemente el título de “yoghi”. Así que es disculpable si el estudiante occidental cree que el yoghi típico es un extenuado, un sucio fanático o un indio ignorante que se sienta en una postura fija hasta la osificación de su cuerpo; que eleva los brazos hasta que se le ponen rígidos, permaneciendo en esta posición toda su vida, o que cierra el puño y lo mantiene así hasta que las uñas han crecido a través de la palma de la mano. Esta gente existe, es verdad, pero su pretensión al título de “yoghi” parece tan absurda al yoghi verdadero, como la pretensión al título de “doctor” de parte del pedicuro, al cirujano eminente, o el de “profesor” empleado por el vendedor de polvos contra la polilla, al presidente de la Universidad de Harvard o Yale.

Desde la más remota antigüedad han existido en la India y otros países orientales personas que consagran su tiempo y atención al desarrollo físico, mental y espiritual del hombre. La experiencia adquirida por varias generaciones de diligentes investigadores, ha sido transmitida durante siglos de maestros a discípulos y gradualmente se ha ido elaborando una ciencia yoghi perfectamente definida. A estas investigaciones y enseñanzas se aplicó finalmente el término yoghi, de la palabra sánscrita Yug, que significa juntar. De esta misma fuente procede la palabra inglesa yoke, de significado análogo. Su aplicación, en conexión con estas enseñanzas, es difícil de indicar, por el hecho de que diferentes autoridades dan sobre el asunto distintas explicaciones; pero, probablemente, la más ingeniosa de estas explicaciones es aquella que la presenta como un equivalente hindú de la idea encerrada en esta expresión inglesa: “getting into harness” “gets into harness”, se somete a cierta sujeción en su esfuerzo por contralorear el cuerpo y la mente por medio de la voluntad.

La Yoga está dividida en varias ramas, desde aquella que enseña al contralor del cuerpo hasta la que señala los medios para alcanzar el mayor desarrollo espiritual. En esta obra no tocaremos los aspectos más elevados del asunto, salvo cuando la “Ciencia de la respiración” tenga relación con ellos. La “Ciencia de la respiración” tiene muchos puntos de contacto con la Yoga, y aunque se ocupe principalmente del desarrollo de lo físico, también posee su lado psíquico y hasta penetra en el campo del desenvolvimiento espiritual.

En la India existen grandes escuelas de Yoga, a las que pertenecen millares de pensadores de aquel gran país. La filosofía yoghi es el código que rige la vida de muchos. Sin embargo, las enseñanzas puras yoghis son proporcionadas a pocos y a las masas se les satisface con las migajas que caen de la mesa de las clases ilustradas; a este respecto la costumbre oriental es opuesta a la de occidente. Pero las ideas occidentales principian a abrirse camino aun en el oriente, y las enseñanzas que en otro tiempo se proporcionaban a unos pocos, ahora están al alcance de todos aquellos que se encuentran en condiciones de recibirlas. El oriente y el occidente se aproximan día a día, y aprovechando esta relación más íntima se influencia recíprocamente.

Los yoghis hindúes han dedicado siempre gran atención a al ciencia de la respiración, por razones que serán visibles a los lectores de esta obra.

Muchos escritores occidentales han mencionado esta faz de las enseñanzas yoghis, pero creemos que le ha estado reservado al autor de este trabajo dar al estudiante occidental, en una forma concisa y sencilla, los principios fundamentales de la ciencia de la respiración, conjuntamente con muchos de los ejercicios y métodos preferidos por los yoghis. Damos en nuestra obra la idea occidental así como la oriental, demostrando que se complementan una a la otra, presentándolas en el lenguaje más corriente y evitando los vocablos sánscritos, que producen tanta confusión en el término medio de los lectores occidentales.

La primera parte de esta obra está dedicada al aspecto físico de la ciencia de la respiración, tratando después los aspectos psíquico, mental y, finalmente el espiritual.

Esperamos que el lector nos perdonará si manifestamos la satisfacción de haber conseguido condensar tantas enseñanzas yoghi en tan pocas páginas y sin tener necesidad de emplear palabras y expresiones que no sean comprensibles a todos. El único temor que abrigamos es que esta sencillez sea motivo para que algunos conceptúen la obra poco digna de atención y vayan por otro camino en busca de algo profundo, misterioso, incomprensible. Sin embargo, el pensamiento de occidente es profundamente práctico y sabemos que es cuestión de sólo poco tiempo para que se reconozca la practicabilidad de este trabajo.

Enviamos a nuestros estudiantes nuestro más profundo salaam y les rogamos se preparen a recibir las primeras lecciones de la ciencia de respirar.

2. RESPIRAR ES VIVIR

La vida depende en absoluto del acto de respirar. Respirar es vivir.

Por más que puedan estar en desacuerdo sobre detalles de teoría y terminología, los orientales y occidentales admiten estos principios fundamentales.

Respirar es vivir, y no hay vida sin respiración. No solamente los animales superiores basan la vida y salud en el respirar, sino que hasta las formas más inferiores, incluso las plantas, deben al aire su existencia.

El niño hace una larga y profunda inspiración, la retiene un momento para extraer de ella las propiedades vitales, y la exhala en un lento vagido; así da principio su vida sobre la tierra. El anciano da un débil suspiro, cesa de respirar y la vida llegó a su término. Desde el suave soplo del niño hasta el último suspiro del moribundo, se desarrolla una larga historia de continuas respiraciones.

La respiración puede considerarse como la más importante de las funciones del cuerpo, porque de ella dependen indudablemente todas las demás. El hombre puede vivir algún tiempo sin comer; menos, sin beber; pero sin respirar, su existencia continúa solo muy pocos minutos.

No solamente el hombre depende de la respiración para vivir, sino que también y en gran parte de los hábitos correctos de respirar, que son los que han de dar vitalidad perfecta e inmunidad contra las enfermedades. Un contralor inteligente del poder de respirar prologa nuestros días sobre la tierra dándonos una suma mayor de resistencia, mientras que una respiración descuidada tiende a disminuir nuestros días, decrece nuestra vitalidad y nos coloca en condiciones favorables a ser presa de las enfermedades.

El hombre, en su estado natural, no tuvo necesidad de que le suministraran instrucciones para respirar, y de la misma manera que el animal inferior y el niño, respiraba natural y debidamente, según los designios de la Naturaleza; pero en eso también ha sufrido la influencia modificadora de la civilización. Ha contraído costumbres y actitudes perniciosas en el caminar, pararse y sentarse, que le han despojado del derecho primitivo de una respiración correcta y natural. Ha pagado un precio muy elevado por la civilización.

En la actualidad, el salvaje respira naturalmente, a no ser que haya sido contaminado con los hábitos del hombre civilizado.

El porcentaje de los hombres civilizados que respiran correctamente es muy reducido y el resultado puede observarse en los pechos contraídos, en los hombros caídos y en el espantoso aumento de las enfermedades de los órganos respiratorios, incluyendo el terrible monstruo de la consunción, el azote blanco. Autoridades eminentes han asentado que una generación de respiradores normales regeneraría la raza y que la enfermedad sería rara que al manifestarse la considerarían como un objeto de curiosidad. Si se estudia el asunto se observará que la relación entre la respiración natural y la salud es evidente y explicable, sea que lo consideremos bajo el punto de vista oriental u occidental.

Las enseñanzas occidentales demuestran que la salud física depende esencialmente de una respiración correcta. Los maestros de oriente no sólo admiten que sus hermanos occidentales tienen razón, sino que también sostienen que además del beneficio físico derivado de una respiración normal, el poder mental del hombre, su felicidad, el dominio sobre sí mismo, claridad de vistas, moralidad y aun su crecimiento espiritual, pueden ser aumentados penetrándose de la ciencia de la respiración. Muchas escuelas de filosofía oriental han sido fundadas sobre esta ciencia; y las razas occidentales, una vez que hayan adquirido su conocimiento, obtendrán, dado su espíritu práctico, grandes resultados. La teoría del oriente, unida a la del occidente, dará su fruto de gran trascendencia.

Esta obra tratará de la ciencia yoghi de la respiración, que incluye todo lo que es conocido por el fisiólogo e higienista occidental y además el aspecto oculto del asunto. No sólo señala el camino hacia la salud física, de acuerdo con lo llamado respirar profundo por los científicos occidentales, sino que también penetra en las fases menos conocidas de la cuestión, mostrando cómo el yoghi hindú contralorea su cuerpo, aumenta su capacidad mental y desarrolla el lado espiritual de su naturaleza por la ciencia de la respiración.

El yoghi realiza una serie de ejercicios por medio de los cuales obtiene el dominio de su cuerpo y lo habilita para enviar a cualquier órgano o parte una mayor corriente de fuerza vital o prana, fortaleciendo y vigorizando de esta forma la parte u órgano que desea.

Está familiarizado con todo lo que su hermano científico occidental conoce sobre los efectos fisiológicos de una respiración correcta, pero sabe también que hay algo más en el aire que oxígeno, hidrógeno y nitrógeno, y que la simple oxigenación de la sangre no es el único fenómeno que se produce al respirar. Conoce algo acerca de prana que sus hermanos de occidente ignoran y está al corriente de la naturaleza y manera de manipular este gran principio de energía; está perfectamente informado de sus efectos sobre el cuerpo y la mente humana. Sabe que con una respiración rítmica se pueden colocar en vibración armónica con la naturaleza y ayudar al desenvolvimiento de sus poderes latentes, y que contraloreando su respiración no sólo puede curarse a sí mismo y a otros, sino también desterrar el temor, las preocupaciones y emociones inferiores.

Enseñar esto es el objeto de la obra. Queremos dar en pocos capítulos explicaciones concisas e instrucciones que podrían ocupar volúmenes. Esperamos despertar la noción del valor de la ciencia de la respiración.

Fuente
Ciencia Hindú Yogi de la Respiración por Yogi Ramacharaka
Manual de Filosofía Oriental de la Respiración el Desarrollo Físico Mental Psíquico y Espiritual
, Copyright Editorial Medina Hermanos, S. A. México. S / a
Digitalizador:  Regina
L-01 – 25/01/04
www.formarse.com.ar

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