viernes, 4 de marzo de 2011

Ciencia Hindú Yogi de la Respiración 4

Ciencia Hindú Yogi de la Respiración por Yogi Ramacharaka

5. EL SISTEMA NERVIOSO

Se ha de notar que las teorías científicas occidentales referentes a la respiración se limitan a la absorción del oxígeno y su uso a través del sistema circulatorio, mientras que la teoría yoghi toma también en cuanta la absorción de prana y su manifestación por los canales del sistema nervioso. Antes de seguir adelante puede ser útil dar una rápida mirada al sistema nervioso.

El sistema nervioso del hombre se divide en dos grandes sistemas: el sistema cerebro-espinal y el sistema simpático. El cerebro-espinal consiste en toda aquella parte del sistema nervioso contenida en la cavidad craneana y el canal espinal, es decir, el cerebro y la médula espinal, así como los nervios ramificaciones de aquellos. Este sistema preside las funciones de la vida animal conocidas como volición, sensación, etc. El sistema simpático incluye toda aquella parte del sistema nervioso localizado principalmente en las cavidades torácica, abdominal y pélvica, que se distribuye a los órganos internos. Contralorea los procesos involuntarios, tales como el crecimiento, la nutrición, etc.

El sistema cerebro-espinal tiene bajo su dependencia la vista, oído, gusto, olfato y tacto y es el motor que emplea el Ego para pensar, manifestar conciencia y ponerse en comunicación con el mundo exterior. Este sistema puede compararse a un sistema telefónico, constituyendo el cerebro la oficina central y la médula espinal y nervios los cables e hilos, respectivamente.

El cerebro es una masa de tejido nervioso y consiste de tres partes: el cerebro propiamente dicho que ocupa la parte anterior, media y posterior del cráneo; el cerebelo o pequeño cerebro, que llena la parte inferior y posterior del cráneo, y la médula oblongada, que es el principio ensanchado de la médula espinal y está situada frente al cerebelo.

El cerebro es el órgano de aquella parte de la mente que se manifiesta como acción intelectual; el cerebelo rige los movimientos de los músculos voluntarios. La médula oblongada es el extremo superior de la médula espinal y de ésta y del cerebro se ramifican los nervios craneanos que se extienden a varias partes de la cabeza, a los órganos de los sentidos especiales de la respiración, y a algunos del tórax y abdomen.

La médula espinal llena el canal de la columna vertebral y es una larga masa de sustancia nerviosa que se ramifica por entre las vértebras en los nervios que se dirigen a todas las partes del cuerpo. La médula espinal es semejante a un largo cable telefónico, y los nervios, a los hilos de uso particular en conexión con aquel.

El sistema nervioso simpático consiste en una doble cadena de ganglios paralelos a la columna vertebral y de ganglios diseminados en la cabeza, cuello, pecho y abdomen. (Un ganglio es una masa de tejido nervioso que contiene células nerviosas). Estos ganglios están en relación con otros por filamentos y con el sistema cerebroespinal por los nervios motores y sensitivos. De estos ganglios se ramifican numerosas fibras y se dirigen a los órganos del cuerpo, vasos sanguíneos, etc. En diferentes puntos los nervios se encuentran y forman, lo que se conoce con el nombre de plexo. El sistema simpático contralorea de hecho los procesos involuntarios, tales como la circulación, respiración, digestión, etc.

El poder o fuerza que se transmite del cerebro a todas las partes del cuerpo por medio de los nervios es conocido por la licencia occidental como fuerza nerviosa; pero el yoghi sabe que es una manifestación de prana que tiene caracteres similares a los de la corriente eléctrica. Se ve que sin esta fuerza nerviosa el corazón no pede latir, la sangre circular, los pulmones respirar, varios órganos funcionar, y, en fin, que sin ella se pararía la máquina del cuerpo. Aún más: el cerebro mismo no puede pensar sin la presencia de prana. Cuando se consideran estos hechos, la importancia de la absorción de prana se hace evidente para todos, y la ciencia de respirar adquiere un valor mayor del que la ciencia occidental le concede.

Las enseñanzas yoghis van más allá que la ciencia occidental en una importante particularidad del sistema nervioso. Aludimos a lo que aquella llama plexo solar y considera simplemente como una de las series de aglomeraciones de nervios simpáticos y ganglios que se encuentran en diferentes partes del cu7erpo. La ciencia yoghi enseña que este plexo es en realidad una parte muy importante del sistema nervioso y constituye una especie de Orebro que desempeña una de las misiones más principales en la economía humana. La ciencia occidental, sin embargo, parece acercarse gradualmente al reconocimiento de este hecho, conocido por los yoghis orientales desde hace siglos, algunos escritores occidentales modernos han denominado al plexo solar cerebro abdominal…

El plexo solar está situado en la región epigástrica, detrás de la boca del estómago y a cada lado de la columna vertebral. Se compone de materia cerebral blanca y gris, similar a la de los otros cerebros del hombre. Tiene bajo su contralor los principales órganos internos y desempeña un papel más importante de lo que generalmente se le reconoce. No profundizaremos la teoría de los yoghis, concerniente al plexo solar, y nos limitaremos a decir que lo conocen como el gran depósito central de prana. Es un hecho conocido el de la muerte instantánea de hombres, producida por un golpe recio dado sobre el plexo solar, y los luchadores profesionales se aprovechan de esta vulnerabilidad para paralizar momentáneamente a sus adversarios, golpeándolos en aquella región.

El nombre de solar está bien aplicado a este cerebro, porque irradia fuerza y energía a todas las partes del cuerpo, y hasta el cerebro superior depende de él, dada su cualidad de depósito de prana. Tarde o temprano la ciencia occidental reconocerá la función real del plexo solar y le concederá un puesto mucho más preferente del que ocupa actualmente en sus enseñanzas y libros de texto.

6. RESPIRACIÓN NASAL VERSUS RESPIRACIÓN BUCAL

Una de las primeras lecciones de la ciencia yoghi de la respiración está dedicada a enseñar cómo se respira por la nariz y cómo se extirpa la práctica común de la respiración bucal.

El aparato respiratorio del hombre está constituido de tal manera, que puede respirar tanto por la boca como por los tubos nasales; pero la cuestión de vital importancia es el método que se siga, pues de él dependerá la salud y fuerza o la enfermedad y debilidad.

No debería ser necesario decir al estudiante que el método normal de respirar es el tomar el aire a través de las fosas nasales; pero ¡ah! La ignorancia de este simple hecho entre los pueblos civilizados es sorprendente. Encontramos personas de toda condición social que respiran habitualmente por la boca y dejan a sus hijos seguir su horrible y repugnante ejemplo.

Muchas de las enfermedades a las cuales está sujeto el hombre civilizado, son indudablemente causadas por el hábito común de respirar de esta manera, crecen con su vitalidad alterada, su constitución debilitada y en temprana edad quedan inválidos para toda la vida. Entre los salvajes, las madres proceden más naturalmente en este asunto porque evidentemente son guiados por el instinto.

Por intuición parecen reconocer que las fosas nasales son los canales propios para conducir el aire a los pulmones, y acostumbran a sus hijos a cerrar los labios y respirar por la nariz, inclinándoles la cabeza hacia adelante, cuando duermen. Nuestras madres civilizadas harían un gran bien a la raza si quisieran adoptar el mismo sistema.

Muchas enfermedades contagiosas se contraen a causa de la repugnante costumbre de respirar por la boca, y numerosos casos de resfríos y afecciones catarrales reconocen el mismo origen.

Hay personas que por salvar las apariencias mantienen la boca cerrada durante el día, pero persisten en respirar por la boca durante la noche, y esta manera se acarrean enfermedades. Cuidadosos experimentos científicos hechos con soldados y marineros, han demostrado que los habituados a dormir con la boca abierta estaban más sujetos a contraer enfermedades contagiosas que aquellos acostumbrados a respirar debidamente por la nariz. Se narra un caso en el cual la viruela tomó carácter epidémico a bordo de un buque de guerra y las defunciones ocurridas fueron de marineros o soldados de marina que respiraban por la boca.

El único aparato protector o filtro de los órganos respiratorios consiste en las fosas nasales. Cuando se respira por la boca no hay nada desde ésta a los pulmones que filtre el aire, deteniendo el polvo y cualquiera otra materia extraña. Además esta respiración incorrecta deja pasar el aire frío por los órganos, afectándolos por consiguiente. La inflamación de los órganos respiratorios proviene con frecuencia de la inhalación del aire frío por la boca, y el hombre que respira así durante toda la noche se despierta siempre con una sensación de sequedad en el paladar y la garganta. Viola las leyes de la naturaleza y así siembra los gérmenes de la enfermedad.

Una vez más: acordados que la boca no ofrece protección a los órganos respiratorios, y que el aire frío, el polvo, las impurezas y los gérmenes penetran sin obstáculo por aquella entrada. Por otra parte, las fosas nasales y los pasajes nasales muestran evidentemente la cuidadosa previsión de la Naturaleza a este respecto. Las fosas nasales son dos canales estrechos y tortuosos que contienen numerosos pelos destinados a servir de tamiz y detener las impurezas del aire, que están luego expulsadas por las exhalaciones. Las fosas nasales no tienen solamente este objeto, sino que desempeñan también la importante misión de calentar el aire. Las largas y sinuosas fosas nasales están tapizadas por una membrana mucosa y caliente, la cual tiene por objeto calentar el aire inhalado, de modo que no pueda perjudicar ni a los órganos delicados de la garganta ni a los pulmones.

Ningún animal, excepto el hombre, duerme con la boca abierta o respira por ella, y en realidad se cree que el hombre civilizado es el único que así pervierte funciones de la naturaleza, pues las razas salvajes y bárbaras respiran por lo común correctamente. Es probable que los hombres civilizados hayan adquirido este hábito impropio debido a excesos en el vestir, comer o a costumbres enervantes.

En las fosas nasales se filtra, depura y refina, el aire antes de llegar a los órganos delicados de la garganta y a los pulmones, proceso necesario para que sus impurezas no puedan perjudicar a aquellos. Las impurezas detenidas por las membranas mucosas de las fosas nasales se arrojan con la exhalación, y en caso de que se hayan acumulado demasiado rápidamente o conseguido penetrar en regiones prohibidas, la naturaleza nos protege produciendo estornudos que expulsan violentamente las materias extrañas.

El aire, cuando penetra en los pulmones, es tan distinto del aire exterior como es el agua destilada del agua de la cisterna. La complicada organización purificadora de las fosas nasales, deteniendo e impidiendo el paso de las partículas impuras del aire, es tan importante como el acto de la boca deteniendo los carosos y huesos, evitando que pasen al estómago. Así como el hombre no intentaría tomar sus alimentos por la nariz, tampoco se le debería ocurrir respirar por la boca.
Otra consecuencia de la respiración bucal, es que los pasajes nasales, debido a su relativa inacción, no se conservan limpios y expeditos, y están, por consiguiente, expuestos a contraer enfermedades locales.
Así como los caminos abandonados se llenan rápidamente de yerbas y malezas, de la misma manera las fosas nasales que no funcionan se llenan de impurezas y materias diversas.

No es probable que aquel que respire habitualmente por la nariz esté expuesto a sufrir las molestias causadas por la acumulación de mucosidades y otras sustancias en las fosas nasales; pero, para el provecho de los que han estado más o menos habituados a la respiración bucal y que desean adquirir el método habitual y racional, talvez pueda ser conveniente agregar algunas palabras concernientes a la manera de conservar los tubos nasales limpios y libres de impurezas.

Un método favorito de oriente consiste en absorber por la nariz un poco de agua la cual se hace pasar por la garganta y de esta se arroja por la boca.
Los yoghis hindúes sumergen el rostro en un recipiente de agua y por medio de una especie de succión absorben una cantidad regular de ella; pero este método requiere una práctica considerable, mientras que en el anterior es igualmente eficaz y de fácil ejecución.

Otra práctica buena consiste en colocarse delante de una ventana abierta y respirar libremente teniendo cuidado de cerrar una fosa nasal con el índice o pulgar y aspirar el aire por la que está abierta, repitiendo varias veces la misma operación alternativamente con una y otra fosa nasal. Esta práctica, por lo común hará desaparecer las obstrucciones de la nariz.

En caso de que la molestia sea causada por catarro, es conveniente aplicar un poco de vaselina blanca alcanforada u otra preparación análoga.
Hemos tratado con mucha amplitud la cuestión de la respiración nasal, no solo por la gran importancia que tiene en su relación con la salud, sino también porque ella es un requisito previo a los ejercicios de respiración que se darán más adelante en este libro, y constituye además uno de los principios básicos de la ciencia, de la respiración yoghi.

Insistimos en llamar la atención de los estudiantes sobre la necesidad de adquirir este método de respiración si no lo tienen, y les aconsejamos no dejar de lado este aspecto del asunto por considerarlo de poca importancia.


Fuente
Ciencia Hindú Yogi de la Respiración por Yogi Ramacharaka
Manual de Filosofía Oriental de la Respiración el Desarrollo Físico Mental Psíquico y Espiritual
, Copyright Editorial Medina Hermanos, S. A. México. S / a
Digitalizador:  Regina
L-01 – 25/01/04
www.formarse.com.ar

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