lunes, 24 de febrero de 2014

Hatha Yoga Pradipika 04









HATHA YOGA PRADIPIKA

YOGA SWAMI SVATMARAMA









TRADUCCIÓN Y COMENTARIOS DE HANS-ULRICH RIEKER
PROLOGO DE B.K.S. IYENGAR

Traducción al inglés de Elsy Bechrer.

Traducción al español Alfredo Amescua V.


Capítulo 2: Yoga y el arte de sanar.


En Japón hay médicos que patean al paciente en la espalda, le tuercen el cuello o simplemente le dan una fuerte palmada en el hombro y el paciente se siente como un hombre nuevo.  En China hay médicos que practican la acupuntura (la inserción de agujas).  Pinchan un punto bastante lejos del órgano enfermo y el dolor desaparece – bastante súbitamente.  En Ceylán hay doctores que tocan la piel del paciente con un hierro al rojo vivo – y lo apuntan con la precisión de una fracción de milímetro.  Un dolor rápido.  El paciente se cura.

Estos no son curanderos trabajando.  Aquí tenemos médicos completamente preparados que dominan un arte – que nadie en occidente puede entender.  Esas épocas han pasado.  El ejemplo de los doctores japoneses se ha comprobado cientos de veces.  En Estados Unidos la quiropráctica se ha convertido en una disciplina académica.

Lo mismo con la acupuntura.  Ahora tenemos todas estas tesis sobre el tema, así como médicos occidentales que la practican.  El tercer ejemplo (Ceylán) sin duda será aceptado algún día, tal vez junto con algunas prácticas de curanderos que fueron ridiculizadas hace cincuenta años.  La gente primitiva realmente no es tan primitiva como nosotros con nuestros prejuicios arrogantes nos podemos imaginar.  ¿No son los métodos de los políticos modernos más primitivos que los de un curandero en la selva?



Queremos estudiar los siguientes capítulos sobre asanas y sus antecedentes psico-físicos con esto en mente.

“¿Por qué tantas palabras?” preguntará alguno.  “Las asanas son ejercicios físicos”.  Y en cierto sentido tiene razón.

“Tonterías”, dirían otro, “todo esto son contorsiones sin sentido”.  Y en cierto sentido tiene razón.

Un tercero considerará las asanas como una práctica que nadie entiende realmente.  También es correcto.

Un cuarto se para pensativo en una esquina.  “Aprenderé para entender sus conexiones internas.  He estudiado medicina y pronto entenderé que funciones corporales están implicadas.  “No puedo imaginar que los yoguis hayan sacado esto de la nada.  Debe haber una terminología científica correspondiente”.  Cuidado con este hombre.

Cada uno de los tres primeros críticos reconoció un aspecto positivo de la práctica.  El primero habla de gimnasia y no espera más que el éxito de la gimnasia.  Muy bien.  Uno debe acercarse a estas prácticas con expectativas vagas pero con propósitos claros.  Después de todo, sólo la literatura de occidente presenta estos ejercicios preliminares con gran mistificación, mientras que en comparación lo que sigue después de ellos realmente es poco más que gimnasia.

Tampoco se debe condenar al que habla de contorsiones sin sentido.  Tal vez tenga razón.  ¿Ya que quién puede explicar las relaciones internas?  ¿Por qué darle un significado a estas contorsiones del que no tenemos la menor prueba – excepto unos cuantos libros cuyo valor no puede ser determinado por el occidental promedio?  Este escéptico seguramente no iniciará una práctica, pero su afirmación está justificada si por “sentido” entiende aquello que puede ser definido claramente por nuestro intelecto.  Estas son prácticas que “nadie puede entender realmente” porque entran muy profundamente en nuestro mundo interno, tocan áreas que no han sido nombradas.  Desde este ángulo no se puede descubrir ningún sentido, tal como no se puede negar convincentemente.  Sólo el occidental busca darle “sentido” a todo.  El asiático acepta el misterio como un hecho y por lo tanto “sin sentido” en un sentido intelectual, se convierte par él en algo con sentido (en relación con su experiencia).  Experimenta el valor de lo que no puede entender.

El cuarto es el peligroso, ya que jura sólo por su conocimiento intelectual.  Ha estudiado, es perfecto, no puede errar.  (Y se imagina como un estudiante de un curandero).  La ciencia ha canonizado nuestro intelecto y no reconoce nada superior o incluso igual a él.  Afortunadamente, tenemos a los realmente grandes como C.G. Jung, Erwin Roussdie y otros que han ido a lo “primitivo” para ampliar sus conocimientos.

Nadie puede afirmar que nuestro conocimiento a través de siglos está equivocado.  No, es completamente correcto, pero totalmente incompleto porque esta tan tendencioso.  Hay más cosas en el cielo y en la tierra de las que sueñan los académicos, cosas que sabemos que existen y que no podemos alcanzar a comprender con nuestro intelecto entrenado científicamente.

“Bueno”, diría si es sensato, “Admito esto, pero debemos tener cierto marco de referencia.  Es bastante claro que los chakras son centros nerviosos y los nadis representan fibras nerviosas.  ¿Por qué debemos negar esto?  Saber esto lo hace más fácil”.  Sin embargo tan convincentes como puedan parecer estas palabras, contienen la semilla del mayor error en yoga: hundirse en el pensamiento.  En otras palabras, la suposición peligrosa que lo esencial se puede comprender con el pensamiento, que no es “nada pero”, que con un poco de esfuerzo de nuestro intelecto conceptual podemos descender a las mismas profundidades de nuestra alma, al fundamento de nuestro universo.  Ciertamente esta tendencia de pensamiento es lógica, pero ¿qué provecho tiene la lógica cuando la sabiduría del yoga está más allá de la lógica?



Esta frase ha desacreditado al yoga entre los intelectuales.  Pero miremos nuestras vidas.  ¿Siempre es lógica la vida?  ¿Dónde está la lógica del científico que analiza las leyes naturales seis días a la semana y en el séptimo va a la iglesia a rezarle a un Dios que no tiene lugar en su sistema lógico de la ciencia?  ¿Dónde está la lógica de un adicto a las drogas que sabe que está cavando su tumba y ni así desiste?  ¿Dónde está la lógica del viejo avaro que, con un pie en la tumba todavía tiene ansias de millones, aunque sabe que no se puede llevar ni un centavo con él?  ¿Están limitadas a la lógica las matemáticas cósmicas de Einstein que crearon nuestra era atómica?  ¿Y qué hay acerca del destino del hombre rico malo y el pobre virtuoso?  ¿Es lógica la casualidad?  No, los factores decisivos de nuestra existencia no tienen nada que ver con la lógica y por lo tanto podemos postular fácilmente que las interrelaciones esenciales del yoga no se pueden penetrar con deducciones lógicas, que, sin embargo, no quiera decir que no hay una ley.

Cuando parecemos detectar una analogía entre cierto concepto en yoga y un término científico occidental debemos negarnos inmediatamente cualquier investigación posterior de una analogía.  ¿Por qué?  Cuando uno confunde la parte por el todo, lo que sucede a menudo en nuestra ciencia occidental, uno subestima el todo porque uno lo aplica al valor inferior de la parte.  ¿Y cómo podemos juzgar cualquier cosa si solo conocemos una de sus muchas facetas, e incluso ni siquiera la más esencial?  Toma el ejemplo de los chakras, los centros de poder, que frecuentemente se identifican con los principales centros nerviosos (ganglios), o con las glándulas principales, simplemente porque hay una similitud topográfica.  Con esto confundimos la causa con el efecto.

Aunque conocemos muy poco del sistema nervioso central y las glándulas, sabemos lo suficiente para evaluar sus efectos.  Pero lo que podemos aprender de los chakras es inmenso.  Si el sistema de chakras fuera idéntico al sistema nervioso central (SNC), entonces todo nuestro conocimiento académico estaría equivocado o las enseñanzas del yoga serían fantasías vacías.  Pero ninguno es el caso.  Nuestros conocimientos del SNC aplican sólo al aspecto material, mientras que la teoría de los chakras va a las fuentes más profundas de los procesos dinámicos en el hombre, hasta las funciones cósmicas más profundas, a las que estamos atados innegablemente.  Hay muchos efectos que resultan de la actividad del SNC y de las glándulas que seguirán siendo un misterio por siempre si ignoramos los aspectos mucho más sutiles de estos chakras.

Es característico que el budismo tántrico de Tibet enseña que el yogui tiene que crear los chakras en los sitios relevantes del cuerpo.  Son por así decirlo “centros psíquicos” que no se pueden reconocer prácticamente a menos que yo lo desee.  Son centros de vibración que se desarrollan en el curso de la práctica de yoga.  Esto en sí mismo prueba que tan elusivos son para el bisturí del cirujano.

Pero no hemos llegado todavía a estas cosas extrañas.  Ahora primero la “gimnasia” del hatha yoga.  Incluso en esto debemos negarnos cualquier especulación profunda.  Ciertamente uno podría – e incluso con cierta medida de éxito – sacar conclusiones psicosomáticas de la asana tal y tal.  Pero nuevamente, la lógica nos abandona después de cierto punto y lo que queda no se puede investigar con la ciencia, sin importar que tan buenas sean sus intenciones.  Y esto querría decir: más allá de la frontera de la lógica “realmente” no hay nada.  Pero realmente hay muchas cosas allí; no sólo están allí ahora, sino que han estado allí desde el mero principio.  El lógico no tiene que pensar en todo esto, desde luego, ya que tiene una gran cantidad de material concreto y factual a su disposición[1].

En cualquier caso, si ciertos pranayanamas (ejercicios de respiración) regulan el contenido de oxígeno de la sangre o no, no nos preocupa para nada.  Lo que es importante para nosotros es que se están activando fuerzas (corrientes) que ningún científico occidental puede evaluar completamente, pero que son el mismo fundamento de toda la estructura del yoga.

Por lo tanto, la ciencia occidental, a pesar de sus méritos indiscutidos, será ignorada en los siguientes capítulos, favoreciendo esa ciencia antigua que es el fundamento de la terapia del yoga.  Esto, creo, es mucho más vital para nuestra comprensión de los “exóticos orientales”.  Debemos tratar de pensar como hindús mientras estudiamos este libro – hindú no sólo en relación con el yoga, sino también en relación con las presuposiciones del yoga.

El arte de la sanación, como todo lo demás verdaderamente hindú, se basa en los Vedas, el libro más antiguo de la humanidad.  Todo lo que se relaciona con la teoría médica en el Rigveda, el Samaveda, el Atharvaved y el Yajurveda, se sistematizó posteriormente en la medicina ayurvédica.

Aunque no es posible resumir este trabajo gigantesco, que todavía está en uso práctico en India en la actualidad, mucho menos dar un vistazo a la riqueza de sus principios, al menos podemos considerar los tres conceptos principales de la fisiología humana en los que se basa este sistema.  Esto es importante porque los prejuicios occidentales que le dan un vistazo superficial al trabajo estándar de la medicina Ayurvédica, El Charaka Samhita, han malinterpretado profundamente estos tres conceptos.

La enseñanza afirma que hay res fuerzas dominantes en el hombre y correspondientemente tres fuentes principales de enfermedades: vata, pitta y kapha.  Las traducciones usuales como viento, hiel y flema son engañosas, incompletas, sin sentido y simplemente equivocadas – tan equivocadas como las falsas analogías discutidas anteriormente.  Estos tres términos son infinitamente más complejos y tienen sentido sólo en su integridad.  Para entender los términos vata, pitta y khapa necesitamos la ayuda de las definiciones clásicas.  La comprensión de estos términos es tanto más importante porque el hatha yoga está vinculado estrechamente con los principios ayurvédicos, como veremos pronto.



Estos tres términos abarcan todas las funciones fisiológicas del cuerpo humano y su falta de balance causa no sólo enfermedades sino que también la susceptibilidad a enfermedades contagiosas.

Vata.


Es cierto que esta palabra significa “viento” literalmente.  Pero más importante es la raíz va, movimiento.  Para citar al Charaka Samhita: “Vata es la fuente tanto de la estructura como de la función [del cuerpo].  Es aquello que se representa con las cinco formas [de las corrientes corporales]: prana, udana, samana, byana y apana.  Es el iniciador del flujo ascendente y descendente [de todos los procesos internos como la circulación, el metabolismo, etc.]; el controlador y la fuerza orientadora de la consciencia; el estimulante de los sentidos; el compañero de las sensaciones; el organizador de los elementos del cuerpo; el principio de síntesis; la batería de almacenamiento del habla; la causa de los sentimientos y la percepción; el origen de la excitación y la estimulación; ventila el fuego gástrico; seca la flema dañina; el principio de preservación de la vida.  Todas estas son las funciones normales de vata en nuestro cuerpo” (Char. Sam. 1. 12:8).

Algunas de las enfermedades debidas a la influencia de vata son: reumatismo, dislocaciones, cojera, calambres, rigidez de las extremidades, irregularidades peristálticas, temblores, estados emocionales y depresivos, todo lo relacionado con la tensión, relajación, expansión y contracción, circulación y metabolismo, torcimiento y distorsión de las extremidades, enfermedades abdominales, irregularidades menstruales, esterilidad, alucinaciones y convulsiones.

Pitta.


Esto se puede traducir como “hiel”, pero aquí implica más bien aquello que también se expresa como “temperamento”.  Pero otra vez esto sólo en un sentido limitado.  El Charaka Samhita deriva esta palabra de la raíz tap, “calentar”, y esto nos acerca al significado.  Citamos “Es sólo el fuego en el que pitta da resultados buenos y malos, de acuerdo con la condición normal o anormal [de los órganos].  Los resultados son digestión e indigestión, poder de percepción y su pérdida, temperaturas corporales normales y anormales, apariencia saludable y no saludable, temeridad, miedo [nervios], ira y alegría [humores], confusión y claridad y otros pares similarmente contrastantes” (Char. Sam. 1. 12:11).  “la función normal de pitta causa: poder de cognición, fuego de digestión, complexión fresca, claridad de pensamiento, temperatura corporal, hambre y sed y agudeza de la mente” (Char. Sam. 1. 18:50).  Las enfermedades de esta fuente son: inflamación, fiebre, pus, transpiración, ablandamiento de la sustancia corporal, comezón, irregularidades metabólicas, rojez, mal olor y sabor, así como descoloración.

Kapha.


“Kapha es el néctar (soma).  Es el agua fértil para el juego de la vida, es el fluido viviente, el protoplasma que sostiene todos los procesos de vida; ciertamente es el andamiaje de la vida.  Une las extremidades y produce todas las funciones de conexión, nutrición, desarrollo y fortificación.  Promueve el bienestar del cuerpo con su acción lubricante.  Así provee el agua para las raíces de la vida.  En su aspecto fisiológico kapha es el poder y la perseverancia del hombre, que, sin embargo, se convierte de inmediato en una impureza perturbadora cuando se afecta su balance” (Char. Sam. 1. 12:12)  Las dolencias de kapha son: palidez, gripa, edema, constipación, diabetes, secreciones, sudor en frío, languidez e hinchazones (tumores).

“Ningún dolor sin vata (la corriente de la vida), ninguna inflamación sin pitta (el fuego de la vida), ninguna hinchazón sin kapha (el fluido de la vida)”.  Esto muestra claramente la coordinación de las tres fuerzas, pero también demuestra – y con mayor claridad que la medicina occidental – la interdependencia de cuerpo y mente.

Naturalmente, el antiguo arte de sanación Hindú no se agota con estos tres términos principales.  Al contrario, es sólo el principio.  Para nosotros, sin embargo, este pequeño resumen será suficiente.  Aclarará mucho de lo que sigue; de hecho, mucho sería incomprensible sin ello.

No debemos olvidar que estos tres “doshas” tienen un aspecto material-corporal así como uno etéreo y abstracto-espiritual.  Así cuando más adelante tratemos extensivamente el prana, la corriente de vida que aquí es “vata”, luego con “soma”, el néctar, el “agua fértil para el juego de la vida” que aquí es “kapha” y finalmente con el fuego interno que es “pita”, no debemos olvidar este resumen.  Pronto aprenderemos que toda la sabiduría de la sanación fisiológica también tiene su lugar en las esferas superiores espirituales.

Para el Hindú hay un camino recto a través del universo y situadas en este camino están las ciudades del mundo: medicina, filosofía, matemáticas, astrología y astronomía, física, lógica, deportes, magia, etc., y para aquél que está completamente versado en alguna de ellas, las demás no son un secreto.

Así que empezaremos a ver el yoga con una nueva comprensión fisiológica.  No tanto para reaprender, sino para entender que hay sabiduría en las cosas que nos parecen bastante raras.











[1] “En la frontera de la lógica, la ciencia se detiene, pero la naturaleza no, que florece donde ninguna teoría ha penetrado todavía”. (C.G. Jung, La Psicología de la Transferencia).

No hay comentarios: