HATHA YOGA
PRADIPIKA
YOGA SWAMI
SVATMARAMA
TRADUCCIÓN Y
COMENTARIOS DE HANS-ULRICH RIEKER
PROLOGO DE B.K.S.
IYENGAR
Traducción al inglés de
Elsy Bechrer.
Traducción al español
Alfredo Amescua V.
Capítulo 2: Yoga y el arte de sanar.
En Japón hay médicos que patean al paciente en la espalda,
le tuercen el cuello o simplemente le dan una fuerte palmada en el hombro y el
paciente se siente como un hombre nuevo.
En China hay médicos que practican la acupuntura (la inserción de
agujas). Pinchan un punto bastante lejos
del órgano enfermo y el dolor desaparece – bastante súbitamente. En Ceylán hay doctores que tocan la piel del
paciente con un hierro al rojo vivo – y lo apuntan con la precisión de una
fracción de milímetro. Un dolor rápido. El paciente se cura.
Estos no son curanderos trabajando. Aquí tenemos médicos completamente preparados
que dominan un arte – que nadie en occidente puede entender. Esas épocas han pasado. El ejemplo de los doctores japoneses se ha
comprobado cientos de veces. En Estados
Unidos la quiropráctica se ha convertido en una disciplina académica.
Lo mismo con la acupuntura.
Ahora tenemos todas estas tesis sobre el tema, así como médicos
occidentales que la practican. El tercer
ejemplo (Ceylán) sin duda será aceptado algún día, tal vez junto con algunas
prácticas de curanderos que fueron ridiculizadas hace cincuenta años. La gente primitiva realmente no es tan
primitiva como nosotros con nuestros prejuicios arrogantes nos podemos
imaginar. ¿No son los métodos de los
políticos modernos más primitivos que los de un curandero en la selva?
Queremos estudiar los siguientes capítulos sobre asanas y
sus antecedentes psico-físicos con esto en mente.
“¿Por qué tantas palabras?” preguntará alguno. “Las asanas son ejercicios físicos”. Y en cierto sentido tiene razón.
“Tonterías”, dirían otro, “todo esto son contorsiones sin
sentido”. Y en cierto sentido tiene
razón.
Un tercero considerará las asanas como una práctica que
nadie entiende realmente. También es
correcto.
Un cuarto se para pensativo en una esquina. “Aprenderé para entender sus conexiones
internas. He estudiado medicina y pronto
entenderé que funciones corporales están implicadas. “No puedo imaginar que los yoguis hayan
sacado esto de la nada. Debe haber una
terminología científica correspondiente”.
Cuidado con este hombre.
Cada uno de los tres primeros críticos reconoció un aspecto
positivo de la práctica. El primero
habla de gimnasia y no espera más que el éxito de la gimnasia. Muy bien.
Uno debe acercarse a estas prácticas con expectativas vagas pero con
propósitos claros. Después de todo, sólo
la literatura de occidente presenta estos ejercicios preliminares con gran
mistificación, mientras que en comparación lo que sigue después de ellos
realmente es poco más que gimnasia.
Tampoco se debe condenar al que habla de contorsiones sin
sentido. Tal vez tenga razón. ¿Ya que quién puede explicar las relaciones
internas? ¿Por qué darle un significado
a estas contorsiones del que no tenemos la menor prueba – excepto unos cuantos
libros cuyo valor no puede ser determinado por el occidental promedio? Este escéptico seguramente no iniciará una
práctica, pero su afirmación está justificada si por “sentido” entiende aquello
que puede ser definido claramente por nuestro intelecto. Estas son prácticas que “nadie puede entender
realmente” porque entran muy profundamente en nuestro mundo interno, tocan
áreas que no han sido nombradas. Desde
este ángulo no se puede descubrir ningún sentido, tal como no se puede negar
convincentemente. Sólo el occidental
busca darle “sentido” a todo. El
asiático acepta el misterio como un hecho y por lo tanto “sin sentido” en un
sentido intelectual, se convierte par él en algo con sentido (en relación con
su experiencia). Experimenta el valor de
lo que no puede entender.
El cuarto es el peligroso, ya que jura sólo por su
conocimiento intelectual. Ha estudiado,
es perfecto, no puede errar. (Y se
imagina como un estudiante de un curandero).
La ciencia ha canonizado nuestro intelecto y no reconoce nada superior o
incluso igual a él. Afortunadamente,
tenemos a los realmente grandes como C.G. Jung, Erwin Roussdie y otros que han
ido a lo “primitivo” para ampliar sus conocimientos.
Nadie puede afirmar que nuestro conocimiento a través de
siglos está equivocado. No, es
completamente correcto, pero totalmente incompleto porque esta tan
tendencioso. Hay más cosas en el cielo y
en la tierra de las que sueñan los académicos, cosas que sabemos que existen y
que no podemos alcanzar a comprender con nuestro intelecto entrenado
científicamente.
“Bueno”, diría si es sensato, “Admito esto, pero debemos
tener cierto marco de referencia. Es
bastante claro que los chakras son centros nerviosos y los nadis representan
fibras nerviosas. ¿Por qué debemos negar
esto? Saber esto lo hace más
fácil”. Sin embargo tan convincentes
como puedan parecer estas palabras, contienen la semilla del mayor error en
yoga: hundirse en el pensamiento. En
otras palabras, la suposición peligrosa que lo esencial se puede comprender con
el pensamiento, que no es “nada pero”, que con un poco de esfuerzo de nuestro
intelecto conceptual podemos descender a las mismas profundidades de nuestra
alma, al fundamento de nuestro universo.
Ciertamente esta tendencia de pensamiento es lógica, pero ¿qué provecho
tiene la lógica cuando la sabiduría del yoga está más allá de la lógica?
Esta frase ha desacreditado al yoga entre los
intelectuales. Pero miremos nuestras
vidas. ¿Siempre es lógica la vida? ¿Dónde está la lógica del científico que
analiza las leyes naturales seis días a la semana y en el séptimo va a la
iglesia a rezarle a un Dios que no tiene lugar en su sistema lógico de la
ciencia? ¿Dónde está la lógica de un
adicto a las drogas que sabe que está cavando su tumba y ni así desiste? ¿Dónde está la lógica del viejo avaro que,
con un pie en la tumba todavía tiene ansias de millones, aunque sabe que no se
puede llevar ni un centavo con él?
¿Están limitadas a la lógica las matemáticas cósmicas de Einstein que
crearon nuestra era atómica? ¿Y qué hay
acerca del destino del hombre rico malo y el pobre virtuoso? ¿Es lógica la casualidad? No, los factores decisivos de nuestra
existencia no tienen nada que ver con la lógica y por lo tanto podemos postular
fácilmente que las interrelaciones esenciales del yoga no se pueden penetrar
con deducciones lógicas, que, sin embargo, no quiera decir que no hay una ley.
Cuando parecemos detectar una analogía entre cierto
concepto en yoga y un término científico occidental debemos negarnos
inmediatamente cualquier investigación posterior de una analogía. ¿Por qué?
Cuando uno confunde la parte por el todo, lo que sucede a menudo en
nuestra ciencia occidental, uno subestima el todo porque uno lo aplica al valor
inferior de la parte. ¿Y cómo podemos
juzgar cualquier cosa si solo conocemos una de sus muchas facetas, e incluso ni
siquiera la más esencial? Toma el
ejemplo de los chakras, los centros de poder, que frecuentemente se identifican
con los principales centros nerviosos (ganglios), o con las glándulas
principales, simplemente porque hay una similitud topográfica. Con esto confundimos la causa con el efecto.
Aunque conocemos muy poco del sistema nervioso central y
las glándulas, sabemos lo suficiente para evaluar sus efectos. Pero lo que podemos aprender de los chakras
es inmenso. Si el sistema de chakras
fuera idéntico al sistema nervioso central (SNC), entonces todo nuestro
conocimiento académico estaría equivocado o las enseñanzas del yoga serían
fantasías vacías. Pero ninguno es el
caso. Nuestros conocimientos del SNC
aplican sólo al aspecto material, mientras que la teoría de los chakras va a
las fuentes más profundas de los procesos dinámicos en el hombre, hasta las
funciones cósmicas más profundas, a las que estamos atados innegablemente. Hay muchos efectos que resultan de la
actividad del SNC y de las glándulas que seguirán siendo un misterio por
siempre si ignoramos los aspectos mucho más sutiles de estos chakras.
Es característico que el budismo tántrico de Tibet enseña
que el yogui tiene que crear los chakras en los sitios relevantes del
cuerpo. Son por así decirlo “centros
psíquicos” que no se pueden reconocer prácticamente a menos que yo lo
desee. Son centros de vibración que se
desarrollan en el curso de la práctica de yoga.
Esto en sí mismo prueba que tan elusivos son para el bisturí del
cirujano.
Pero no hemos llegado todavía a estas cosas extrañas. Ahora primero la “gimnasia” del hatha
yoga. Incluso en esto debemos negarnos
cualquier especulación profunda.
Ciertamente uno podría – e incluso con cierta medida de éxito – sacar
conclusiones psicosomáticas de la asana tal y tal. Pero nuevamente, la lógica nos abandona
después de cierto punto y lo que queda no se puede investigar con la ciencia,
sin importar que tan buenas sean sus intenciones. Y esto querría decir: más allá de la frontera
de la lógica “realmente” no hay nada.
Pero realmente hay muchas cosas allí; no sólo están allí ahora, sino que
han estado allí desde el mero principio.
El lógico no tiene que pensar en todo esto, desde luego, ya que tiene
una gran cantidad de material concreto y factual a su disposición[1].
En cualquier caso, si ciertos pranayanamas (ejercicios de
respiración) regulan el contenido de oxígeno de la sangre o no, no nos preocupa
para nada. Lo que es importante para
nosotros es que se están activando fuerzas (corrientes) que ningún científico
occidental puede evaluar completamente, pero que son el mismo fundamento de
toda la estructura del yoga.
Por lo tanto, la ciencia occidental, a pesar de sus méritos
indiscutidos, será ignorada en los siguientes capítulos, favoreciendo esa
ciencia antigua que es el fundamento de la terapia del yoga. Esto, creo, es mucho más vital para nuestra
comprensión de los “exóticos orientales”.
Debemos tratar de pensar como hindús mientras estudiamos este libro –
hindú no sólo en relación con el yoga, sino también en relación con las
presuposiciones del yoga.
El arte de la sanación, como todo lo demás verdaderamente
hindú, se basa en los Vedas, el libro más antiguo de la humanidad. Todo lo que se relaciona con la teoría médica
en el Rigveda, el Samaveda, el Atharvaved y el Yajurveda, se sistematizó
posteriormente en la medicina ayurvédica.
Aunque no es posible resumir este trabajo gigantesco, que
todavía está en uso práctico en India en la actualidad, mucho menos dar un
vistazo a la riqueza de sus principios, al menos podemos considerar los tres
conceptos principales de la fisiología humana en los que se basa este
sistema. Esto es importante porque los
prejuicios occidentales que le dan un vistazo superficial al trabajo estándar
de la medicina Ayurvédica, El Charaka Samhita, han malinterpretado
profundamente estos tres conceptos.
La enseñanza afirma que hay res fuerzas dominantes en el
hombre y correspondientemente tres fuentes principales de enfermedades: vata,
pitta y kapha. Las traducciones usuales
como viento, hiel y flema son engañosas, incompletas, sin sentido y simplemente
equivocadas – tan equivocadas como las falsas analogías discutidas
anteriormente. Estos tres términos son
infinitamente más complejos y tienen sentido sólo en su integridad. Para entender los términos vata, pitta y
khapa necesitamos la ayuda de las definiciones clásicas. La comprensión de estos términos es tanto más
importante porque el hatha yoga está vinculado estrechamente con los principios
ayurvédicos, como veremos pronto.
Estos tres términos abarcan todas las funciones
fisiológicas del cuerpo humano y su falta de balance causa no sólo enfermedades
sino que también la susceptibilidad a enfermedades contagiosas.
Vata.
Es cierto que esta palabra significa “viento”
literalmente. Pero más importante es la
raíz va, movimiento. Para citar al Charaka Samhita: “Vata es la fuente tanto de la estructura como de
la función [del cuerpo]. Es aquello que
se representa con las cinco formas [de las corrientes corporales]: prana,
udana, samana, byana y apana. Es el
iniciador del flujo ascendente y descendente [de todos los procesos internos como
la circulación, el metabolismo, etc.]; el controlador y la fuerza orientadora
de la consciencia; el estimulante de los sentidos; el compañero de las
sensaciones; el organizador de los elementos del cuerpo; el principio de
síntesis; la batería de almacenamiento del habla; la causa de los sentimientos
y la percepción; el origen de la excitación y la estimulación; ventila el fuego
gástrico; seca la flema dañina; el principio de preservación de la vida. Todas estas son las funciones normales de
vata en nuestro cuerpo” (Char. Sam.
1. 12:8).
Algunas de las enfermedades debidas a la influencia de vata
son: reumatismo, dislocaciones, cojera, calambres, rigidez de las extremidades,
irregularidades peristálticas, temblores, estados emocionales y depresivos,
todo lo relacionado con la tensión, relajación, expansión y contracción,
circulación y metabolismo, torcimiento y distorsión de las extremidades,
enfermedades abdominales, irregularidades menstruales, esterilidad,
alucinaciones y convulsiones.
Pitta.
Esto se puede traducir como “hiel”, pero aquí implica más
bien aquello que también se expresa como “temperamento”. Pero otra vez esto sólo en un sentido
limitado. El Charaka Samhita deriva esta palabra de la raíz tap, “calentar”, y esto nos acerca al significado. Citamos “Es sólo el fuego en el que pitta da
resultados buenos y malos, de acuerdo con la condición normal o anormal [de los
órganos]. Los resultados son digestión e
indigestión, poder de percepción y su pérdida, temperaturas corporales normales
y anormales, apariencia saludable y no saludable, temeridad, miedo [nervios],
ira y alegría [humores], confusión y claridad y otros pares similarmente
contrastantes” (Char. Sam. 1.
12:11). “la función normal de pitta
causa: poder de cognición, fuego de digestión, complexión fresca, claridad de
pensamiento, temperatura corporal, hambre y sed y agudeza de la mente” (Char. Sam. 1. 18:50). Las enfermedades de esta fuente son:
inflamación, fiebre, pus, transpiración, ablandamiento de la sustancia
corporal, comezón, irregularidades metabólicas, rojez, mal olor y sabor, así
como descoloración.
Kapha.
“Kapha es el néctar (soma).
Es el agua fértil para el juego de la vida, es el fluido viviente, el
protoplasma que sostiene todos los procesos de vida; ciertamente es el
andamiaje de la vida. Une las
extremidades y produce todas las funciones de conexión, nutrición, desarrollo y
fortificación. Promueve el bienestar del
cuerpo con su acción lubricante. Así
provee el agua para las raíces de la vida.
En su aspecto fisiológico kapha es el poder y la perseverancia del
hombre, que, sin embargo, se convierte de inmediato en una impureza
perturbadora cuando se afecta su balance” (Char.
Sam. 1. 12:12) Las dolencias de
kapha son: palidez, gripa, edema, constipación, diabetes, secreciones, sudor en
frío, languidez e hinchazones (tumores).
“Ningún dolor sin vata (la corriente de la vida), ninguna
inflamación sin pitta (el fuego de la vida), ninguna hinchazón sin kapha (el
fluido de la vida)”. Esto muestra
claramente la coordinación de las tres fuerzas, pero también demuestra – y con
mayor claridad que la medicina occidental – la interdependencia de cuerpo y
mente.
Naturalmente, el antiguo arte de sanación Hindú no se agota
con estos tres términos principales. Al
contrario, es sólo el principio. Para
nosotros, sin embargo, este pequeño resumen será suficiente. Aclarará mucho de lo que sigue; de hecho,
mucho sería incomprensible sin ello.
No debemos olvidar que estos tres “doshas” tienen un
aspecto material-corporal así como uno etéreo y abstracto-espiritual. Así cuando más adelante tratemos
extensivamente el prana, la corriente de vida que aquí es “vata”, luego con
“soma”, el néctar, el “agua fértil para el juego de la vida” que aquí es
“kapha” y finalmente con el fuego interno que es “pita”, no debemos olvidar
este resumen. Pronto aprenderemos que
toda la sabiduría de la sanación fisiológica también tiene su lugar en las
esferas superiores espirituales.
Para el Hindú hay un camino recto a través del universo y
situadas en este camino están las ciudades del mundo: medicina, filosofía,
matemáticas, astrología y astronomía, física, lógica, deportes, magia, etc., y
para aquél que está completamente versado en alguna de ellas, las demás no son
un secreto.
Así que empezaremos a ver el yoga con una nueva comprensión
fisiológica. No tanto para reaprender,
sino para entender que hay sabiduría en las cosas que nos parecen bastante
raras.
[1]
“En la frontera de la lógica, la ciencia se detiene, pero la naturaleza no, que
florece donde ninguna teoría ha penetrado todavía”. (C.G. Jung, La Psicología de la Transferencia).
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