miércoles, 10 de junio de 2009

Plasticidad cerebral

El siguiente artículo su publicó el 16 de marzo de 2008 en el Blog Neurophilosophy, a continuación traduzco algunos fragmentos, el artículo original en inglés lo pueden consultar haciendo clic en el título se este artículo.

Plasticidad cerebral es un término que a la persona común le suena raro, para los que la palabra plástico evoca imágenes de recipientes de tupperware o de envolturas para comida. Entre los neurocientíficos, sin embargo, la plasticidad cerebral se refiere a la habilidad del cerebro para cambiar, para mejorar o empeorar, durante la vida. Es un proceso personal increíblemente importante: a definir nuestro desarrollo cerebral, le da forma a cada una de nuestras personalidades únicas.

La plasticidad cerebral es un concepto aue al mimo tiempo es muy simple y extraordinariamente complejo. Que el cerebro no está estático, que responde a las circunstancias, a nuevos aprendizajes, es relativamente fácil de comprender. Cómo y por qué lo hace es algo un poco más complicado, es algo que están estudiando los científicos.

El cambio físico.

La plasticidad cerebral es un proceso físico. La materia gris realmente se puede reducir o aumentar, las conexiones neuronales se puede forjar y refinar o (de manera opuesta) debilitar y cortarse. Los cambios en el cerebro físico se manifiestan como cambios en nuestras habilidades. Por ejemplo, cada vez que aprendemos un nuevo paso de baile, refleja un cambio en nuestros cerebros físicos: nuevos “cables” (rutas neuronales) que le dan instrucciones a nuestros cuerpos acerca de cómo ejecutar el paso. Cada vez que olvidamos el nombre de alguien, también refleja un cambio cerebral - “cables” que alguna vez estuvieron conectados al recuerdo se han degradado o incluso se han cortado...

Crecimiento y decline

A menudo la gente piensa que la infancia y las primeras etapas de la vida adulta son una época de crecimiento cerebral – la persona joven constantemente aprende cosas nuevas, se embarca en aventuras nuevas, muestra un espíritu inquisitivo y explorador. De manera opuesta, la etapa de ser adulto mayor se considera como una época de decline cerebral, cuando la gente se vuelve más olvidadiza, menos propensa a buscar nuevas experiencias, más “hecha a su manera”.

Pero lo que han mostrado las investigaciones recientes es qué, bajo las condiciones adecuadas, el cerebro más viejo también puede crecer. Aunque cierta maquinaria cerebral tiende a declinar con la edad, hay ciertos pasos que la gente puede dar para lograr la plasticidad y volver a vigorizar es maquinaria. Solamente tenemos que “ejercitar” el cerebro de manera adecuada... La clave – y el reto – estriban en identificar que mecanismos cerebrales buscar y cómo ejercitarlos efectivamente...

La revolución de la plasticidad.

La creciente comprensión y el interés en la plasticidad cerebral está impulsando una revolución en la salud y la ciencia del cerebro. Además del trabajo que se está haciendo en Posit Science, los científicos en instituciones de todo el mundo están empezando a contemplar las terapcias con base en la plasticidad para el tratamiento de un amplio espectro de otros problemas cognitivos. Finalmente, los programas con base en la plasticidad cerebral pueden ayudar a que los esquizofrénicos mejoren sus síntomas y vivan vidas más normales. Los músicos afectados por la distonia focal pueden aprender a volver a tocar, sin dolor. La gente con problemas cognitivos leves o en las primeras etapas del Alzheimer pueden detener el avance de sus enfermedades. Los pacientes de cáncer cuya habilidad para funcionar ha sido impedida por los efectos cognitivos duraderos de los tratamientos de quimoterapia pueden volver a ser ellos mismos otra vez. Las victimas de infartos o daños traumáticos en el cerebro pueden volver a aprender habilidades que consideraban perdidas para siempre. La lista continúa...




Todo lo que aprendemos a hacer, todas nuestras reacciones, tanto físicas como emocionales, todos nuestros recuerdos, se encuentran almacenados en nuestro cerebro. No se almacenan en una sola neurona, sino que casa aprendizaje, cada recuerdo, cada reacción, cada respuesta emocional se subdivide en miles, decenas de miles de partes que se almacenan en neuronas individuales que se conectan entre sí y forman un “camino neuronal”.

La plasticidad del cerebro es precisamente lo que nos permite cambiar. Ya que si hemos aprendido algo, si hemos aprendido a reaccionar con ira ante una situación, con compasión ante otra, estos caminos se quedan grabados en nuestros cerebros y cuando nos damos cuenta de que una conducta, o un aprendizaje cualquiera, ya no nos sirve, no es bueno o simplemente queremos cambiarlo, empezamos a establecer un nuevo “camino neuronal” con el nuevo aprendizaje, con la nueva conducta, con la nueva reacción.

Esto no quiere decir que se pueda cambiar inmediatamente de un camino a otro, tenemos que recordar que forjar el primer camino para que se grabara en nuestras mentes se llevo su tiempo. Cuando se aprende a correr cuando uno es niño, no se hace de la noche a la mañana, se lleva un tiempo, primero hay que aprender a caminar, luego a trotar para finalmente aprender a correr. Y durante este aprendizaje nos caemos una infinidad de veces, en lo que nuestros músculos aprenden a seguir las instrucciones, nos tropezamos y caemos una y otra vez.

Si más adelante en nuestras vidas, queremos ser corredores olímpicos, no obstante que ya sabemos correr, debemos aprender otra forma de correr, una forma que nos permita alcanzar la máxima velocidad, o tener la máxima resistencia para correr un maratón. Y muchas veces esto implica “olvidar” lo que ya sabíamos, implica desechar un aprendizaje anterior y reemplazarlo con uno nuevo, y esto se lleva tiempo, incluso posiblemente más tiempo que el que nos tomó aprender la primera vez, porque ahora no solo debemos aprender sino también olvidar. Debemos aprender a no tomar el camino que siempre tomábamos y que ya conocíamos, debemos aprender a tomar el nuevo camino que hemos escogido y que todavía no conocemos bien, por lo tanto dudaremos en tomarlo, tropezaremos y caeremos. Pero finalmente, con la practica, después de incontables repeticiones, nos aprenderemos el nuevo camino, tan bien o mejor que el anterior, y entonces aparentemente sin darnos cuenta, olvidaremos el anterior.

Y lo mismo sucede con otras conductas, con las reacciones emocionales, si queremos cambiar nuestra forma de responder ante ciertos estímulos, debemos forjar un nuevo camino, lleno de tropezones y caídas, pero que si perseveramos finalmente dominaremos.

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