lunes, 17 de mayo de 2010

Lecciones Prácticas de Yoga 3b

Lecciones Prácticas de Yoga

SRI SWAMI SIVANANDA



Lección 3b

Un estudiante de Yoga se debe abstener de la avaricia. No deber recibir regalos lujosos de nadie. Los regalos afectan la mente del que los recibe. Estas cinco virtudes se deben practicar en pensamiento, palabra y obra, ya que no son simples limitaciones sino que cambian el carácter del practicante, implicando pureza interna y fuerza.

Además estos aspirantes a Yoguis también deben practicar otras ciertas virtudes activas como la limpieza del cuerpo y de la mente, aceptación, austeridad, estudio de libros religiosos y filosóficos y auto-entrega a Dios. La aceptación no significa satisfacción sino la disposición de aceptar las cosas como son y sacarles lo mejor posible. Austeridades como ayunos ocasionales y guardar silencio aumentan el poder de resistencia. Auto-entrega es considerar todo trabajo como si fuera del Señor Supremo y renunciar a todos sus frutos. El estudio de libros religiosos llena la mente con piedad y pureza. Tal disciplina ética rigurosa trae consigo una sensación de libertad y elevación moral.

Cuando hayas avanzado lo suficiente en las prácticas anteriores, puedes enfrentar cualquier tentación invocando la ayuda de pensamientos puros y limitantes.

Se necesitan dos cosas para alcanzar el éxito en el control de la mente, a saber: práctica (Abhyasa) y desapasionamiento (Vairagya.)

Debes hacer tu esfuerzo más extremo para librarte de cualquier deseo por cualquier placer, visible o invisible, y este desapasionamiento o desapego es de dos tipos, el inferior y el superior. Vijana Bhikshy distingue los tipos superior e inferior de Vairagya de la siguiente manera: “El primero es un disgusto por las cosas buenas de la vida, ahora y en el más allá, debido a la experiencia que no se pueden adquirir o preservar sin problemas mientras que su pérdida causa dolor y que la búsqueda nunca está libre de sentimientos egoístas. El último, sin embargo se basa en una clara percepción de las diferencias entre la inteligencia y los objetos que aparecen a su luz”.

Hay varias etapas en el desapasionamiento. La determinación de abstenerse de disfrutar todo tipo de objetos sensuales en la primera etapa. En la segunda etapa ciertos objetos pierden su atractivo para el aspirante espiritual y él intenta destruir también la atracción por otros. En la tercera etapa estos sentidos se controlan, pero un leve deseo por el disfrute sensual permanece en la mente. En la cuarta el aspirante pierde completamente todo interés en los objetos externos. La etapa final es un estado de falta de deseo supremo. Es este tipo de desapasionamiento que le otorga la Independencia al Yogui. En esta etapa el Yogui reunicia a todo tipo de poderes psíquicos incluso aquellos como la Omnisciencia, etc.



Es por la práctica y el desapasionamiento que el paso del pensamiento hacia los objetos externos se puede controlar. Ma mera indeferencia no sirve para este propósito. La práctica también es necesaria. Recordar a Dios siempre también es práctica. El Señor Krishna le dice a Arjuna en referencia a ésta práctica de controlar la mente: “Abandonar sin reserva todos los deseos nacidos de la imaginación en la mente, limitar el agregado de los sentidos por todos lados, poco a poco le permite tener tranquilidad por medio de la Razón controlada por la firmeza, una vez que hizo que la mente acate al Yo, que no piense en nada. Cada vez que la mente tambaleante y vacilante siga su curso, siempre controlándola, deja que la traiga bajo el control del Yo”. (Bhagavad Gita: VI-21, 25, 26).

El sonido y otros objetos hacen que la mente se distraiga. La mente es atraída hacia los objetos externos por la fuerza del deseo. Al convencerse a uno mismo de la cualidad de ilusión de los objetos-sentidos a través de la investigación de su naturaleza y al cultivar la indiferencia hacia los objetos mundanos, la mente se puede controlar y hacerla que regrese al Yo para finalmente acatarlo. En virtud de esta práctica del Yoga, la mente del Yogui alcanza la paz en el Yo. La práctica consiste en repetir constantemente la misma idea o pensamiento relacionada con cualquier objeto. Por la reflexión constante y el ejercicio de la fuerza de voluntad, se le deben dar sugerencias a la mente subconsciente para que no busque el gozo en el mundo externo cambiante, sino en lo incambiable interno. Debes ejercitar una gran vigilancia para aprovechar las oportunidades, cuando la mente se preocupa por los objetos-sentidos, y sugerirle nuevos significados e interpretaciones y hacer que cambie su actitud hacia ellos con una visión hacia su abandono total. Esto se llama práctica.

La principal característica de la mente en el estado de vigilia es tener algún objeto frente a ella para preocuparse por él. Nunca puede permanecer en blanco. Se puede concentrar sólo en un objeto a la vez. Constantemente cambia objetos así que es inquieta. Es impetuosa, fuerte y difícil de doblar. Es tan difícil de controlar como el viento. Esa es la razón por la que Patanjali Maharishi dice que la práctica debe de ser firme y constante y se debe alargar por un periodo considerable y hacerse con fe perfecta en sus poderes de regeneración y que elevan el espíritu. No debes mostrar ningún síntoma de flaqueza en ninguna etapa de la práctica.

La moderación no se logra en un día, sino por una práctica larga y continua con celo y entusiasmo. El progreso en el Yoga sólo puede ser gradual. Mucha gente abandona la práctica de la concentración después de un tiempo, cuando no ven prospectos tangibles de obtener poderes psíquicos. Se impacientan. Hacen poco y esperan mucho. Esto es malo. Hacer cualquier clase de práctica de forma errática no dará el fruto deseado. La experiencia directa es la meta de la vida.

Aunque el esfuerzo o la práctica es dolorosa al principio, aún así trae la Alegría Suprema al final. El Señor Krishna le dice a Arjuna: “La dicha suprema es para el Yogui cuya mente está en paz, cuya naturaleza apasionada está controlada, que no tiene pecado y que tiene la naturaleza de lo eterno (Bhagavad-Gita VI-27).

Controla tus sentidos. Calma tu mente. Acaya los pensamientos burbujeantes. Fija la mente en el loto del corazón. Concéntrate. Medita. Realízalo a Él intuitivamente en este mismo Segundo y disfruta la Dicha del Yo.

Ten una fe firme e inamovible en la existencia de Dios, el Principio o Esencia o Substancia suprema, inmortal, inteligente que existe en los tres periodos del tiempo – pasado, presente y futuro. Él no tiene principio, medio o fin. Él es Sat-Chit-Ananda (Existencia Absoluta, Conocimiento Absoluto y Dicha Absoluta).

¡Oh, hombre ignorante! ¿Por qué buscas la felicidad en vano en los objetos perecederos externos del mundo condicionados en el tiempo, espacio y causación? No tienes paz mental. Tus deseos nunca son totalmente satisfechos. Puedes amasar fortunas ilimitadas, procrear bebés hermosos, obtener títulos, honores, nombre, fama, poder, publicidad y todo lo que quieras, sin embargo tu mente permanece inquieta. No tienes una felicidad real y duradera. Sientes que todavía quieres algo. No tienes una sensación de complitud. Nunca, entonces, olvides de este momento en adelante que este sentimiento de complitud o de satisfacción eterna sólo se puede obtener en Dios realizándolo a través de la práctica constante del auto-control, pureza, concentración, meditación y la práctica del Yoga.

Continuará

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