jueves, 15 de abril de 2010

Introducción al Om Yoga 20

El siguiente artículo se publicó originalmente en inglés en la página Atma Jyoti Ashram, pueden acceder al artículo original haciendo clic en el título de esta publicación.

A continuación les ofrezco la traducción:



Swami Nirmalanda Giri

Sensibilidad a la práctica de Yoga.

El cuerpo

El cuerpo es el vehículo a través del cual el individuo evoluciona durante la duración de su vida en la tierra y debe ser tomado muy en serio por el yogui que descubrirá que el cuerpo puede ejercer un efecto necesario en la mente. Si la cera y la arcilla están frías no pueden ser modeladas, tampoco pueden recibir ninguna impresión. Si la melaza está fría casi no se verterá. Todo es un asunto de cualidad responsiva. Sólo cuando están tibias son maleables estas sustancias. De la misma manera, a menos que nuestros cuerpos interno y externo se hagan responsivos o reactivos al japa y la meditación de Om perderemos muchos de los efectos benéficos. Por lo tanto debemos hacer todo lo que podamos para incrementar nuestros niveles de respuesta, para asegurar que nuestros cuerpos físico y psíquico se mueven a la tasa de vibración más alta posible.

Cualquier cosa que se coma físicamente tendrá un efecto mentalmente.

Una clave fundamental para esto es la dieta. Pero no sólo se asimila la sustancia física del alimento en nuestro cuerpo, las energías más sutiles se unen en nuestros cuerpos internos, incluyendo nuestra mente. El yogui que observa descubrirá que la dieta del cuerpo físico también es la dieta de la mente, que cualquier cosa que se coma físicamente tendrá un efecto mentalmente, (uno que no sabe esto no es un verdadero yogui). El Chandogya Upanishad (6.4.5, 6.6.1,2,5) nos dice: “La mente consiste de alimento. Aquello que es la parte sutil de la leche se mueve hacia arriba cuando la leche se bate y se convierte en manequilla. De la misma manera, la parte sutil del alimento que se come se mueve hacia arriba y se convierte en la mente. Así, la mente consiste en alimento.”

La carne es tanto pesada como tóxica, especialmente por las sustancias químicas esparcidas en los tejidos por el miedo y la ira del animal cuando fue sacrificado. Así que nuestras mentes también estarán pesadas y tóxicas por comer la carne así como envenenadas por las vibraciones de ira y miedo. Además, los patrones instintivos y conductuales de los animales se convertirán en nuestros impulsos instintivos y conductuales. Las frutas, vegetales y granos no tienen tales obstrucciones. Consecuentemente, nuestras energías mentales serán ligeras y maleables, responsivas a nuestras disciplinas espirituales. No hay mayor beneficio espiritual para el meditador que la adopción de una dieta vegetariana. (Consultar “Beneficios Espirituales de una Dieta Vegetariana”) Y por “vegetariano” me refiero a la abstención de carne, pescado, huevos y cualquier cosa que los contenga en cualquier grado incluyendo las dietas animales.

Tanto la meditación como la dieta refinan los sentidos internos para que podamos producir y percibir los cambios sutiles que ocurren en la meditación.

Nuestra salud general también contribuye a nuestra aptitud en la meditación, así que un yogui responsable está muy consciente de lo que es benéfico o perjudicial para su salud y ordena su vida de acuerdo con eso, especialmente al eliminar completamente el alcohol, la nicotina, las drogas que alteran la mente ya sean legales o ilegales. La cafeína también se evita sabiamente así como el azúcar.

La suma de todo esto es que debemos hacer algo más que meditar. Debemos vivir nuestra aspiraciones ordenando nuestras vidas para que avancemos lo más rápidamente posible hacia la Meta. Eso se hace observando Yama y Niyama, a menudo llamados los Diez Mandamientos del Yoga. Son:

1) Ahimsa: no-violencia, no causar heridas, no causar daños;
2) Satya: verdad, honestidad;
3) Asteya: no-robar, honestidad, no apropiarse de cosas ajenas;
4) Brahmacharya: abstinencia sexual en pensamiento, palabra, acción así como control de todos los sentidos
5) Aparigraha: no-posesividad, no-avaricia, no-egoísmo, no-atesoramiento;
6) Shaucha; pureza, limpieza:
7) Santosha: satisfacción, paz;
8) Tapas: austeridad, disciplina espiritual práctica (ej. que produzca resultados)
9) Swadhvava: auto-estudio instrospectivo, estudio espiritual,
10) Ishwaraparanidhana; ofrecimiento de la vida de uno a Dios.

Ambiente Yóguico

No sólo necesitamos un lugar especial en nuestro hogar que sea favorable para la meditación, sino que debemos examinar todo nuestro entorno para ver que éste también no sea mental y espiritualmente pesado, tóxico, disruptivo y agitador. Lo mismo es cierto de nuestro trabajo y nuestros asociados – de negocios, sociales y familiares. El entorno más importante, desde luego, es el interno de nuestra propia mente – o sea, nuestros pensamientos. Nuestro pensamiento dominante deben ser nuestras entonaciones de Om. Junto a eso debe de haber pensamientos continuos de temas espirituales que hayamos obtenido de nuestro propio estudio de escritos espirituales, de haber asistido a discursos espirituales y de conversaciones con asociados con tendencias espirituales. Nuestras mentes se deben mover naturalmente en los planos espirituales más altos. Esto no es ni imposible ni poco práctico, ya que todo surge y es controlado por la Consciencia Suprema.

En conclusión

“Cuando pronuncias ‘Om’ viaja no sólo alrededor de la tierra sino a través de todo el espacio y la eternidad” – así lo dijo Paramhansa Yogananda. Los pensamientos no cesan en el momento que pasan por la mente consciente. Se dispersan a nuestro alrededor, en nuestra aura, en el campo sutil biomagnético y las energías mentales alrededor de nuestro cuerpo físico y luego a la creación que la rodea, y finalmente se extiende a los últimos confines del cosmos y luego regresa entrado a nuestras auras y mentes. Este es el proceso del karma mental. Al hacer continuamente la repetición y la meditación de Om, establecemos una corriente continua de vibración espiritual que con el tiempo se convierte en un flujo entrante de consciencia superior conforme regresa a nosotros después de haberse extendido a través de la creación y haber beneficiado a todas las cosas y a todos los seres en ella. De esta manera podemos crear las formas más altas de karma espiritual, que eleva el espíritu y nos diviniza tanto a nosotros como a todo lo que existe.

Además cada pensamiento es una ola o remolino que sigue vibrando en toda sustancia de nuestra mente (chitta) e incluso – dependiendo de qué tan fuertes hayan sido y de que tan a menudo se hayan repetido – en vidas futuras. Om, entonces nos permea con su luz y fuerza divinas, contrarrestando el hábito anterior de pensamientos negativos, insensatos e inútiles.

Por lo tanto, durante el día y la noche, en lo que sea que estés haciendo o siempre que estés descansando, entona continuamente Om mentalmente en ritmo con la respiración y centra tu consciencia en el sonido. Ya que no hay ningún momento cuando no respiras, esto realmente no es difícil.

Una última palabra. La teoría y el elogio en el mundo en relación a la práctica de la meditación casi no significan nada. Pero la práctica es todo. En la meditación más que en nada que conozca, la práctica ciertamente hace la perfección. La meditación produce un crecimiento constante si hay una práctica constante. Y la práctica es tan maravillosamente simple.

El Yoga Om es el medio por el que te respondes a ti mismo la oración:

Llevame de lo irreal a lo Real.
Llévame de la oscuridad a la Luz.
Llévame de la muerte a la Inmortalidad.

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