jueves, 22 de abril de 2010

Algo hermoso para meditar




No digas que partiré mañana,
pues aún estoy llegando.
Mirad profundamente: estoy llegando a cada instante,
para ser borte de primavera en una rama,
para ser pajarillo de alas aún frágiles
que aprendo a cantar en mi nuevo nido,
para ser mariposa en el corazón de una flor,
para ser joya oculta en una piedra.

Aún estoy llegando para reir y para llorar,
para temer y para esperar.

El ritmo de mi corazón es el nacimiento y la muerte
de todo lo que vive.

Soy un insecto que se metamorfosea
en la superficie del río,
y soy el pájaro
que se precipita para tragarlo.

Soy una rana que nada feliz
en las aguas claras del estanque.
Y soy la serpiente acuática
que sigilosamente se alimenta de la rana.

Soy el niño de Uganda, todo piel y huesos,
mis piernas tan delgadas como cañas de bambú.
Y soy el comerciante de armas
que vende armas letales a Uganda.

Soy la niña de doce años refugiada en
una pequeña embarcación
que se arroja al oceano tras haber sido violada por un pirata.
Y soy el pirata,
cuyo corazón es aún incapaz
de ver y de amar.

Soy un miembro del politburó
con todo el poder en mis manos.
Y soy el hombre que ha pagado
su ¨deuda de sangre¨a mi pueblo
muriendo lentamente en un campo de concentración.

Mi alegría es como la primavera, tan cálida
que hace florecer las flores de la Tierra entera.
Mi dolor es como un río de lágrimas
tan basto que llena los cuatro océanos.

Llamadme por mis verdaderos nombres,
os lo ruego para poder despertar
y que la puerta de mi corazón pueda quedar abierta,
la puerta de la compasión.

Thich Nhat Hanh

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