lunes, 6 de febrero de 2012

Zen y el cerebro 9

ZEN Y EL CEREBRO

JAMES H. AUSTIN, M.D.

Resumen y traducción Alfredo Amescua


11. ¿De dónde cree que viene el Zen?

Antes de que existiera el cerebro, no había color ni sonido en el universo,
ni había ningún sabor o aroma y probablemente muy poca sensación y ningún
sentimiento o emoción. Antes de los cerebros el universo también estaba
libre de dolor y ansiedad.
Roger Sperry (1913–1994)

¡Ah, si mi pincel solo pudiera atrapar
el leve
aroma de los blancos capullos de durazno
que pinto!
Shoha

...Los cerebros trajeron dolor y ansiedad al universo junto con otras cualidades. El budismo Zen hemos estado mencionando durante la parte I ofrece enseñanzas acerca de estos asuntos…

…Cada cerebro sigue informándole a su portador acerca de lo que encuentra en los mundos cotidianos de su existencia personal. Existen al menos cuatro de estos mundos y se superponen. Empieza con el primero, el mundo perceptual. Puedes suponer que sería el más familiar. Sin embargo, rara vez saboreamos el milagro a través del cual los impulsos de nuestros órganos sensoriales se transforman en el aroma de las flores de ciruela, o en sabor, visión y sensación. Sentimos el impulso de nuestra segunda esfera, la emocional. Pulsa, nos invaden energías viscerales con miedo, amor, deseo o ira. Luego, usando pensamientos, la mentalización ordinaria trastabilla en su camino a lo largo del tercer mundo, el raciona. Usa el vehículo del lenguaje para ayudar a razonar lo que parece ser verdad. Con menor frecuencia, atrapamos – u aún menos nos aferramos a – el destello del cuarto mundo, el complementario. Es nuestro mundo intuitivo ordinario. Sus ideas se aparecen, extrayendo e integrando conocimientos ocultos de otra manera entre las incontables redes dentro de nuestro cerebro…

…¿Hay otra dimensión más allá de estos – un quinto mundo, el transpersonal? Los primeros maestros pensaban que sí. Huang-po creía que la iluminación era nuestro acceso abierto a esta “Mente Universal”. Aquellos menos seguros actualmente, todavía consideran el concepto de Siu interesante. El ve esta dimensión como el universo del conocimiento del “sabio”. Ninguna frontera limita este mundo, se extiende infinitamente más allá de lo que un solo cerebro puede imaginar acerca de sí mismo o puede proyectar a la naturaleza. En cambio, el conocimiento del sabio es intrínseco a toda la naturaleza. Es la esencia de la naturaleza compartida íntimamente por cada uno y por todos…

…el conocimiento sabio es la comprensión profunda que todos nuestros átomos resuenan en su unicidad con todas las otras formas del polvo de estrellas en todas partes del universo. El conocimiento sabio, entonces, es una especie de “autoarticulación de la Última Realidad misma”. Aquí es de donde se cree que proviene el Zen. Dentro de esta quinta dimensión, nuestros niveles de consciencia humana y aquellos de la desenvoltura ontológica de la realidad coincidirán tan íntimamente entre sí, etapa por etapa, que se pude considerar que finalmente constituyen el único y mismo proceso…

…cuando el aspirante Zen finalmente despierta en kensho, será a las verdades básicas más frías, más claras, desposeídas de toda sentimentalidad personal suave…

...Desde este punto ventajoso, el Zen continúa invitándonos a ver critica, objetivamente, nuestro Yo soberano, autorreferente. Lentamente, cuando descubrimos las ficciones que lo hicieron parecer vulnerable. Encontramos un yo que ha sido indoctrinado por otros, uno asaltado actualmente por los sentidos, impulsado por las emociones, acosado por formas de pensamiento, atado por los hábitos establecidos desde hace mucho de los patrones de conducta. Este descubrimiento es más aleccionador que intimidante. Finalmente lleva el destello mayor de visión interna. Sólo entonces, desde una perspectiva fresco del No-ser, No-Yo, puede brotar el conocimiento sabio…

… Hasta ahora, hemos empezado presentando algunos puntos de vista Zenistas ortodoxos acerca de dónde cree el Zen que proviene. Pero supongamos que ahora preguntamos, ¿De dónde viene el Zen realmente? Entonces debemos hacer dos cosas. Primero, meternos en el cerebro y reparar nuestra propia ignorancia. Segundo, deshacernos del pesado equipaje de siglos de especulaciones místicas, filosóficas y doctrinales. Así será para encontrar cómo funciona el cerebro mismo, tanto en la meditación como en varios estados especificados de consciencia, que ahora pasamos a las siguientes tres partes...

Continuará

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