miércoles, 30 de marzo de 2011

La ciencia del Pranayama 1

Sri Swami Sivananda


Introducción

Hoy en día para viajes rápidos, el mundo material nos presenta con ferrocarriles, barcos de vapor, aviones, etc., pero los Yoguis sostienen que por la cultura Yogui el peso del cuerpo se puede reducir tanto que puede volar cualquier distancia por el espacio en un instante. Pueden preparar una pomada mágica, que cuando se aplica a las plantas de los pies, les da el poder para viajar cualquier distancia en la tierra en un corto tiempo. Con la práctica del Mudra Khechar, aplicando la lengua alargada a las aberturas nasales posteriores puede volar por el aire. Manteniendo una píldora mágica en su boca también se pueden mover en el espacio a cualquier lugar en un parpadeo.

Cuando estamos ansiosos para conocer la salud de cualquiera de nuestros parientes en una tierra distante y extraña, adoptamos el recurso de escribir cartas y enviar telegramas ordinarios o urgentes. Pero los Yoguis sostienen que pueden, a través de la meditación (Dyana), saber cualquier cosa que sucede en otras partes del mundo por una proyección de la mente o viajando mentalmente toda la distancia en cuestión de segundos. El Yogui Lahiri, cuyo Samadhi todavía está en Varanasi, viajo a Londres para conocer el estado de salud de la esposa de su superior.

Para escuchar a un amigo a larga distancia el mundo material nos presenta los teléfonos y los radios, pero los Yoguis sostienen que a través de su poder Yóguico, pueden escuchar cualquier cosa, desde cualquier distancia, incluso las voces de dios y otros seres invisibles en el firmamento.

Hoy cuando un hombre sufre una enfermedad el mundo material nos presenta doctores, medicinas, inyecciones, etc., pero los Yoguis sostienen que mediante una mirada o un simple toque o con la recitación de Mantras, no sólo se pueden curar las enfermedades sino que también se le pude dar vida a un hombre muerto.

Estos Yoguis, con el esfuerzo persistente obtienen diferentes poderes Yóguicos que se conocen como ‘Siddhis’. Aquellos que adquieren estos Siddhis, se conocen como Siddhas. El proceso a través del cual obtienen los Siddhis, she llama Sadhana. Pranayama es uno de los Sadhanas más importantes.

A través de la práctica de las Asanas, puedes controlar el cuerpo físico y a través del Pranayama puedes controlar el cuerpo sutil, astral o el Linga Sarira. Dado que hay una conexión íntima entre la respiración y las corrientes nerviosas, el control de la respiración conduce al control de las corrientes internas vitales.

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El Prana se puede definir como la fuerza vital más fina en todo lo que se hace visible en el plano físico como movimiento y acción y en el mundo mental como pensamiento. La palabra Pranayama, por lo tanto, significa el control de las energías vitales. Es el control de la energía vital que cosquillea a través de los nervios de las personas. Mueve sus músculos y hace que sienta al mundo externo y que piense sus pensamientos internos. Esta energía es una naturaleza tal que se pude llamar la vis viva del organismo animal. El control de esta fuerza es la menta de los Yoguis por medio del Pranayama. Aquel que controla esto, no sólo es el conquistador del mundo entero. Ya que, el Prana es la misma esencia de la vida cósmica, ese principio sutil que evolucionó todo el universo hasta su forma actual y que lo está llevando hacia su meta final.

Para el Yogui, el universo completo es su cuerpo. La materia que compone su cuerpo es la misma que evolucionó el universo. La fuerza que pulsa a través de sus nervios no es diferente a la fuerza que vibra a través del universo. La conquista sobre el cuerpo, por lo tanto, significa para él la conquista sobre las fuerzas de la naturaleza.

De acuerdo a la filosofía Hindú toda la naturaleza está compuesta de dos sustancias principales. Una de ellas se llama Akasa o ether y la otra, Prana o energía. Se puede decir que estas dos corresponden a la materia y la fuerza de los científicos modernos. Todo lo que en este universo posee forma o que tienen una existencia material evolucionó de sustancia omnipresente y que todo penetra, ‘Akasa’. Los gases, líquidos y sólidos, todo el universo, que consiste en nuestro sistema solar y millones de sistemas enormes como el nuestro y de hecho todo tipo de existencia que pueda agruparse bajo la palabra ‘creado’, son los productos de este Akasa sutil e invisible y al final de cada ciclo regresan al punto de inicio.

De la misma manera, todos los tipos de fuerzas de la naturaleza conocidas por el hombre: la gravitación, la luz, el calor, la electricidad, el magnetismo, todas aquellas que se pueden agrupar bajo el nombre genérico de ‘energía’, creación física, corrientes nerviosas, todas aquellas que se conocen como fuerzas animales y el pensamiento y todas las otras fuerzas intelectuales, se puede decir que son manifestaciones del Prana cósmico.

Del Prana, surgen a la existencia y en Prana se desvanecen finalmente. Todo tipo de fuerza en este universo, física o mental, se puede resolver en esta fuerza original. No puede haber nada nuevo excepto estos dos factores en alguna de sus formas. La conservación de la materia y la conservación de la energía son dos de las fuerzas fundamentales de la naturaleza. Mientras una enseña que la suma total de todo el Akasa que forma el universo es constante, la otra enseña que la suma total de energía que hace vibrar el universo, también es una cantidad constante. Al final de cualquier ciclo las diferentes manifestaciones de energía se aquietan y se hacen potenciales; así también el Akasa que se hace indistinguible, pero al principio del siguiente ciclo las energías arrancan una vez más y actúan sobre el Akasa para evolucionar en las diferentes formas. Por consiguiente, cuando el Akasa cambia y se hace burdo o sutil, el Prana también cambia y se hace burdo o sutil.

Ya que el cuerpo humano es solo un microcosmos para un Yogui, su cuerpo compuesto del sistema nervioso y los órganos internos de percepción representan para él, el Akasa microcósmico, las corrientes nerviosas y las corrientes del pensamiento y el Prana cósmico. Comprender los secretos de su funcionamiento y controlarlos es, por lo tanto, alcanzar el conocimiento más alto y conquistar el universo.

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¿Por qué no obtener ese conocimiento infinito, esa dicha infinita, esa paz infinita y ese poder infinito ahora?

La solución al problema son las enseñanzas del Yoga. Toda la ciencia del ‘Yoga’ tiene este fin en mente – permitirle al hombre cruzar el océano del Samsara, para incrementar el poder, para desarrollar el conocimiento y para alcanzar la inmortalidad y la dicha eterna.

Continuará

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